Desde el primer minuto de la administración morenovallista conocimos el estilo beligerante de Rafael Moreno Valle.
En su toma de posesión, el “flamante” Ejecutivo lanzó el grito de guerra en contra de Ricardo Henaine.
Ese primer golpe mediático fue el inicio de una serie de actos persecutorios, los cuales han generado mucho ruido, pero que en términos reales se han quedado en simples escándalos públicos.
Vayamos punto por puntos.
El caso de Valle Fantástico acaparó los medios, debido a la forma en la que el gobierno del estado arrebató la posesión del predio a través de una resolución de un juez Civil.
Sin embargo, hasta este momento el juicio continúa sin que el gobierno tenga una resolución definitiva sobre el predio, misma que será dictaminará por un tribunal federal.
En pocas palabras, el gobierno no puede disponer del codiciado terreno, pese a que anunciaron su recuperación.
El segundo caso lo pudimos ver con las versiones sobre las supuestas órdenes de aprehensión de algunos altos funcionarios marinistas, quienes hasta la fecha se pasean por todo Puebla con total desparpajo.
El tercer punto lo tenemos en el llamado “audioescándalo” en contra del diputado José Juan Espinosa, a quien le grabaron una conversación con la presidenta municipal Lolita Parra, donde ambos negocian comisiones de obra pública.
Sobra decir que este caso no pasó del ruido mediático, sin que se haya dado seguimiento al tema legal.
Un cuarto conflicto se detonó entre el gobernador Moreno Valle y el alcalde Rivera, a quien le cayó la “voladora” estatal, misma que llegó a su clímax la noche del Grito, en donde el Ejecutivo humilló al anfitrión en plena ceremonia.
En quinto lugar se desató la embestida en contra de Rodolfo Ruiz por la supuesta ilegalidad cometida por su esposa, y la amenaza de que la mandaría a la cárcel mediante un juicio exprés.
Por último tenemos el caso del titular del Órgano de Fiscalización Superior, Víctor Manuel Hernández Quintana, y los famosos expedientes confiscados por la Procuraduría de Justicia.
En este último caso, la historia sobre el contenido de esos expedientes no ha sido esclarecida de manera oficial, y todo ha quedado en el ring mediático, sin que se conozca una relación detallada de esos documentos.
Así las cosas, salta a la vista que todos los escándalos generados por el nuevo gobierno tienen un común denominador: las fobias del morenovallismo.
Revisando la lista, a Ricardo Henaine lo tienen identificado como un beneficiario del marinismo.
Sobre José Juan Espinosa queda claro que lo marcaron como el “diputado rebelde”, y que el “audioescándalo” apareció justo en el momento más tenso de la relación con el gobierno estatal.
Para nadie es un secreto que a Moreno Valle le estorba el alcalde y que no soporta su cercanía, lo cual se conjuntó con el caso de Rodolfo Ruiz, a quien también decidieron cargarle el peso del poder estatal, aprovechando la información obtenida por el gobierno en contra de su esposa.
Y del OFS, la arremetida no tiene otra justificación, que el hecho de haberse negado a renunciar a su cargo.
El atrevimiento de Hernández Quintana le ha costado muy caro, aunque hasta ahora jurídicamente las cosas siguen en el aire.
Así las cosas, es innegable que si algo mueve a este gobierno son las fobias del señor gobernador.
Y dicen que “lo mejor, está por venir”.