Ésta es la realidad o ¡la realidad es ésta! Molesta, preocupa decirlo, pero el sábado pasado por la tarde, la muy pintoresca y taurina plaza de toros Jorge “El Ranchero” Aguilar fue testigo de algo que —repito resulta preocupante; una entrada que poco rebasó el medio millar de asistentes, “semivacía” escribió alguien y las fotografías eso mostraron, una plaza semidesierta, mientras algunos cronistas hablaron de más de media plaza.
Era el escenario del otorgamiento de alternativa del matador José Luis Angelino para su hermano, de nombre de pila Joaquín, como su padre el conocido banderillero ya en retiro. Con el nombre de “Angelino de Arriaga” se le conoce y así anuncia en los carteles.
Testigo de la ceremonia de otorgamiento de borla de matador de toros fue el de Badajoz, Alejandro Talavante, quien así arrancó temporada de veinte tardes en estas tierras actuando al día siguiente en la Nuevo Progreso de Guadalajara con una entrada por arriba de las 6 mil personas.
Angelino de Arriaga llegó a tomar la alternativa como debe ser, después de sonoros triunfos: declarado triunfador de la recién terminada temporada novilleril de la Plaza México y también de la de Guadalajara, viene de España con plausibles actuaciones tanto en Madrid como en Sevilla.
Gran parte de su formación ha sido en el campo bravo y plazas hispanas donde ha pasado largas temporadas, pero sobre todo el hecho de anunciar su alternativa, a la que llega con todos los honores; en la plaza de la capital de su estado y que no vayan a verle, a apoyarle con su presencia ni sus propios paisanos, resulta preocupante.
La única explicación que cabe y en necesario decirlo es la muy posible falta de arrastre de estos jóvenes toreros de hoy en día. Incluso un portal taurino, una web, lanzó un foro cuestionando las posibles causas de la ausencia de gente en los tendidos encontrando como respuestas tres argumentos; el primero, el descrito arriba, y así fue manifestado por los participantes en el foro: la falta de arrastre de nuestros toreros o bien la poca relevancia que sus nombres imprimen a los carteles.
El segundo, los precios, excesivamente altos para provincia de hasta 450 pesos en tendidos generales, y como tercera causa, una consecuencia de la anterior, el aforo de la plaza, que por ser de poca capacidad obliga a la empresa a fijar esas cantidades para cubrir salarios y costos del cartel, que en el caso de la feria tlaxcalteca, incluía a la figura de Talavante en la corrida que comentamos y en las próximas anunciadas el acartelamiento de Enrique Ponce, Sebastian Castella y otros.
Conclusión: el reducido aforo de la plaza y la combinación de carteles pudieran justificar los elevados costos de las entradas, tal como ocurre en otras plazas de aforo pequeño; lo que la empresa no contempló es que el potencial, la capacidad económica de los aficionados de por estos rumbos no es similar a plazas como Juriquilla y San Miguel de Allende. No es pecar de agorerismo, pero no creo que con la situación económica que prevalece y a estos precios, la gente acuda en tropel a ver lo que queda de “El Pana” y a Lupita López en Tlaxcala, o al mismo Angelino e Israel Téllez, aquí en Puebla.