Vaya escándalo el que ha detonado entre las corrientes políticas de Puebla por la inminente despenalización del aborto.
Al margen de mi postura personal, que siempre he externado en favor de la legalización del aborto, no puedo dejar de sorprenderme al conocer el contenido de esta iniciativa, la cual disfraza la despenalización.
Sobre todo porque al nacer la alianza electorera Compromiso por Puebla, algunas de las interrogantes que hicimos a los dirigentes de los cuatro partidos fueron las siguientes:
¿Cómo convivir políticamente, en un mismo gobierno, partidos con ideologías diametralmente opuestas?
¿Qué pasará con temas tan delicados como el aborto?
¿Que pasará en el proceso electoral de 2012, cuando cada partido tenga su propio candidato?
Sin temor alguno y con gran orgullo, recibí prácticamente las mismas respuestas.
El caso del aborto no será un problema porque hemos pactado que esos temas espinosos no sean parte de la agenda legislativa del próximo sexenio.
Palabras más, palabras menos, esas eran las respuestas de los líderes aliancistas, quienes desdeñaron una realidad, que en caso de ganar la elección tarde o temprano los alcanzaría.
Pues bien, el día de ayer se venció el primer plazo. De buenas a primeras, los grupos afines al morenovallismo decidieron lanzar un doloroso gancho al hígado a la ultraderecha poblana, la cual seguramente se escandalizó por el contenido de esta controvertida iniciativa.
Y no es para menos la rabieta del panismo.
De por sí ya había un enorme descontento por la exclusión de las figuras blanquiazules de los puestos de privilegio dentro de la administración estatal, las cosas se agravan cuando se vislumbra la aprobación de una ley que prácticamente despenaliza el aborto.
Créanme que conociendo al ala radical del PAN, les resulta mucho más grave el tema del aborto que el del ninguno de sus militantes en el gabinete estatal.
De ahí que el distanciamiento entre el Yunque y el morenovallismo esté muy cerca de convertirse en un divorcio entre estos grupos políticos.
Y lo que veíamos en tiempos electorales como una alianza de papel, a menos de un año de gobierno empieza a despedazarse. Era más que previsible.
¡Y conste que se los dije!

El disfraz del aborto
Sin duda, esta iniciativa morenovallista implica la despenalización del aborto, aunque de manera disfrazada.
De ahí que me surja una pregunta: si desde Casa Puebla se tomó la decisión de enviar al Congreso del estado esta iniciativa, ¿por qué no enviar una ley de avanzada respecto a la legalización del aborto?
Si bien es cierto, no se está facultando a los médicos a practicarlo, sí se está despenalizando la conducta de la madre que decide interrumpir su propio embarazo.
Es decir, que no va a ir a la cárcel pero no se busca evitarle riesgos al acudir a lugares de mala muerte, donde charlatanes o comadronas, mejor conocidas como “espanta cigüeñas”, ponen en riesgo la vida de las mujeres al atenderlas en lugares insalubres.
En pocas palabras, tendremos otra ley a medias que sólo generará un conflicto legislativo, pero que no resuelve ningún problema de fondo.
Aunque —como ya lo dije— tengo mi propia postura, respeto a quienes piensan diferente y defienden sus ideologías, pero no puedo estar de acuerdo con una ley a medias que lo único que provocará son nuevos conflictos.
O acaso ¿es una nueva cortina de humo para desviar la atención del dedazo ordenado desde Los Fuertes en favor de David Villanueva para convertirse en titular del OFS?
Sin duda, vamos de mal en peor.
 Y si no, al tiempo.