Javier López Zavala se acerca como finalista al Senado por el PRI, of course. ¿Quién fue el ingenuo que hablaba de muertos políticos? Eso, en política, no existe, es un hecho.
El excandidato a la gubernatura ha tomado dos acciones que lo han reposicionado: primero, su distanciamiento con Mario Marín —el cual fue cierto— y segundo, que Zavala indirectamente controla la estructura priista, es decir, diputados locales y presidentes municipales.
Otro que está casi seguro, aunque en política todo puede ocurrir, es Enrique Agüera. Es decir, no nos amarramos el dedo, sino que un minuto tiene 60 segundos y es como la vida misma, va cambiando constantemente.
Y aunque para muchos resultaba incrédula la versión del rompimiento de Zavala-Marín, resultó ser cierta. Resultó que ahora cada quien se rasca con sus uñas. Cierto es que fue demasiado tarde porque Mario Marín era el enemigo a vencer en los comicios del 2010. La intención era derrotar la actitud de soberbia que existía en el sexenio pasado y los excesos de corrupción y abuso de autoridad. Es cierto que Zavala perdió pero muchos, muchísimos poblanos votaron en contra del marinismo, más que del priismo o de Zavala. Muchísimos burócratas, incluso, que ahora están desempleados. Cosas de la vida, por eso aquel dicho de nadie sabe para quien trabaja.
Zavala cometió el error de no hacerse a un lado en su momento, pero cuando lo intentó, su mentor Marín le daba a entender que entonces lo dejaría solo en la contienda.
Zavala se dio cuenta, demasiado tarde, que fue una moneda de cambio para salvarle la cabeza a su mentor.
Ahora Zavala viene recompuesto de una pérdida, que es donde dicen se aprende más. Ha sabido tejer relaciones con el gobernador Rafael Moreno Valle, a pesar de que fueron adversarios.
Cada vez más recorre el estado y se reúne con el círculo rojo, aún con aquellos que lo atacaron durante la campaña estatal pasada. Ha sentado buenas relaciones tanto con el cuestionado y aún presidente del CEN tricolor, Humberto Moreira como con el candidato presidencial de su partido, Enrique Peña Nieto.
Tiene a los legisladores priistas, en su mayoría, de su lado. Tiene a una buena parte de la dirigencia estatal que aún le hacen caso y los alcaldes que gobierna el PRI son cercanos a Zavala.
Es decir, es necesario para las negociaciones. De no ser el candidato al Senado, hay quien lo candidatea por Ajalpan. Al parecer, no aceptará dicha propuesta, pero así como no existen cadáveres políticos tampoco existen los “no” como respuesta ante una oferta que no se puede rechazar.
Otro que está muy fuerte por la puja es Enrique Doger, quien ya ha cambiado su discurso y no ha buscado más confrontaciones. Blanca Alcalá, aunque sus números sean altos, cada vez está más lejana del Senado pues por alguna extraña razón recibiría el veto de Rafael Moreno Valle.
Sí, el gobernador resultó ser tan hábil que manejará la elección de todos los partidos en Puebla.
Después de todo, la palabra oposición ya entra entre los sinónimos de la utopía.