La ambición al poder puede llevar a los políticos a cometer errores garrafales con los que solo dejan en evidencia sus verdaderos intereses. El desgastado discurso sobre el bienestar de la gente, el mejoramiento en la calidad de vida de los ciudadanos y bla, bla bla, solo ofende la inteligencia de los electores.
Las estrategias de quienes aspiran a ocupar un cargo de elección popular siguen siendo la misma historia de siempre, trátese del PRI, PAN, PRD y demás. Todos son la misma gata pero revolcada, sin embargo hay quienes no la disimulan.
Ayer Cocoa Hinojosa, excandidata para el gobierno de Michoacán, se registró como aspirante al Senado. Acudió ante la Comisión Estatal Electoral de Acción Nacional acompañada de su suplente, Antonio León.
Independientemente de la derrota sufrida en Michoacán hace un par de semanas, no se puede negar el capital político con el que cuenta la hermana del presidente Felipe Calderón. Pero pretender ser la candidata al Senado en aquel estado me parece cínico y visceral.
Es ahí cuando entra el término “ambición al poder”. ¡Vaya! Seguir intentando vivir del presupuesto a costa de lo que sea. La señora seguramente no ha digerido la trágica derrota cuando se prepara para una nueva competencia en la que seguramente logrará el primer paso dentro de las filas de su partido y se convertirá en la candidata panista al Senado.
Debo reconocer su valentía al competir por la vía de mayoría proporcional, sin embargo ocupando la primera posición, gane o pierda su partido político, llegará a la Cámara alta. Tonta no es.
La pregunta es ¿qué opinaran los michoacanos sobre la evidente avaricia política de la señora Calderón?
Cocoa Hinojosa tiene su última oportunidad en el proceso electoral de 2012 pues a un año de concluir el mandato de su hermano, la percepción de los mexicanos respecto a su trabajo no es la mejor. Por eso, o lo hacia hoy o nunca más.