La posibilidad de ser feliz
…Por Favor…
George Orwell decía: “Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado.”
Esto me lleva a reflexionar dos cosas: primero, que es absurdo —imposible— tratar de controlar el pasado; segundo, que cada ves que imagino haber controlado el presente lo hago con la información del pasado, o sea, con información que ya pasó, y eso no se pude controlar.
Lo cual, en pocas palabras, reafirma lo que siempre he pensado: uno no puede controlar nada. Intentar controlar los secesos del presente para dominar el futuro es una verdadera jalada, porque el futuro es desconocido, inesperado, impredecible. Si es cierto que a toda acción corresponde una acción, al paso del tiempo uno podría acercarse a alguna de las posibles conjeturas planteadas en nuestro calenturiento cerebrito en el pasado, pero de una cosa estoy seguro: lo que se cumpla jamás será como lo imaginamos; es decir, siempre habrá un méndigo pelo en la sopa.
Ahora, si planeamos o no planeamos algo para nuestro incontrolable futuro, lo más probable es que de cualquier manera lleguemos al mismo e inesperado final, porque al fin y al cabo cada quien tiene su propio destino y por desgracia el destino se manda solo, no cumple caprichos y permanece vivo desde el pasado.
Insisto, lo único que uno puede más o menos intentar controlar es la posibilidad de ser felices frente al instantáneo presente, porque eso sí depende, en parte, de nuestra propia voluntad; la forma de percibir las circunstancias que nos rodean de la mejor manera posible.
Así que les deseo, de todo corazón a mis cuatro lectores, que esta Navidad disfruten lo más que puedan la posibilidad de ser felices en unión con sus familias.