El transcurso del tiempo siempre tiene distintas perspectivas. Para quienes gozan de una buena racha, 12 meses pasan volando; para los que no, este mismo periodo puede parecer eterno y Eduardo Rivera está precisamente en el último grupo.
Desde el inicio de su administración municipal se ha visto, directa o indirectamente, opacado por las evidentes diferencias con quien gobierna la entidad, Rafael Moreno Valle. De una u otra manera pareciera que la sombra del mandatario es tan grande que ni en su propia casa logra destacar.
Durante el primer informe de gobierno de Rivera Pérez, que se llevó a cabo en el palacio municipal con apenas 100 invitados especiales que no forman parte de su gabinete o cabildo, Rafael Moreno Valle volvió a hacer de las suyas y se convirtió en el protagonista de una novela que no le pertenece.
La acaparadora entrada de Moreno Valle al palacio municipal minutos después de iniciada la sesión solemne fue un acto fríamente calculado pues ni el tráfico, ni la agenda, ni evento alguno lo retrasaron, sino un exquisito café en los portales ubicado a menos de 100 metros de distancia.
Me queda claro que este tipo de actitudes, planeadas o no, es lo que menos importa a los habitantes de la capital poblana, sin embargo es el trasfondo lo que repercute en los ciudadanos, pues si los personajes en cuestión no se ponen de acuerdo es obvio que lo que se detiene es el desarrollo de una ciudad considerada entre las cuatro más importantes del país, sin olvidar que también ocupa los primeros lugares respecto al costo de vida.
Se hablaron de mil calles pavimentadas, 50 mil luminarias atendidas, equipamiento, capacitación y mejoramiento en las condiciones laborales de los elementos de seguridad pública, rescate de espacios públicos desayunadores y modernización de mercados.
No dudo que la mayoría de los logros sean reales, sin embargo lo que sí es real es que quienes vivimos en esta hermosa ciudad simplemente no percibimos ningún tipo de transformación. Un año es poco tiempo para cambiar un lugar como Puebla, sin embargo en las limitadas condiciones políticas en las que trabaja el alcalde difícilmente logrará trascender como presidente municipal.
Su llegada a la presidencia municipal se ha visto, se ve y por lo visto seguirá empañada por un personaje que gobierna el estado.
Ni hablar, creo que sólo tuvo mala suerte.