Quizá, amigo lector, usted ya no entienda nada sobre el actual panismo poblano. No lo culpamos, es un verdadero revoltijo. Quienes deberían estar ya no están y viceversa. Es claro que los que vivimos de la “plumocracia” o “columnocracia” armamos escenarios que mucho distan de la realidad.
Escribimos lo que nos parece o lo que pensamos respecto a Acción Nacional, aunque como siempre ocurre en la “columnitis” aguda (enfermedad exclusiva del periodista wannabe) la realidad supera la ficción.
Así que para ir aclarando dudas a las nuevas generaciones aquí va un breve recuento de lo que ha venido siendo el PAN de los años 90 para acá. Seguramente existen algunos errores, y por ello me disculpo de antemano, tenga en cuenta que yo también soy de la fauna de la “plumocracia” y esa es una enfermedad que no se cura como a una gripa.
Pero como diría Jack: vamos por partes.
A finales de los años 80, una generación de jóvenes entró al PAN. Muchos fueron llamados desde que eran estudiantes de la UPAEP. No es cosa de espantarse, existe desde siempre una derecha ideológica en Puebla.
La mayoría de estos estudiantes eran de Ciencias Políticas, Derecho y Ciencias de la Comunicación. Claro, también de Administración Pública y Contaduría, pues de estos últimos quedaban los resquicios del viejo Frente Unido Anticomunista (FUA). Entre las nuevas caras estaban José Antonio Díaz García (“El Mosco”), Humberto Aguilar Coronado, Gerardo Maldonado (actual líder del PAN municipal), entre otros tantos. Casi todos ellos aparecieron como promotores de Maquío Clouthier.
Quien hizo la labor de scouting fue Francisco Fraile, quien durante casi 15 años lideró moralmente al PAN.
Paco Fraile fue, en términos reales, uno de las bases para entender el panismo. Él fue el único que se apostó por contratar estudiantes a quienes llamó “Los Cachorros”. Existieron varias generaciones: Fernando López, Juan Carlos Espina, Eduardo Rivera, Luis Enrique Palacios, Enrique Guevara, por ejemplo, que son gente que oscila entre los 44 a los 38 años actualmente.
También Paco llamó a sus compadres como Jaime Zurita, Óscar Vera y sus hermanos, o personajes como Jaime Aurioles o Javier Torres, alias “El Bony”. En esas fechas, el PAN era dirigido principalmente por un grupo llamado “Los Foristas” que encabezaba Teodoro Ortega y su esposa, Rosalía Ramírez.
El PAN, aunque no lo crean, estaba unido, aunque Fraile y toda esa fuerza de derecha —algunos le llaman Yunque— desbancó a Los Foristas.
Lo primero que ocurrió fue que descubrieron que Teodoro Ortega recibió por parte del gobernador Mariano Piña Olaya la concesión de una flotilla de taxis que se llamaría —y por qué no— Manuel Gómez Morín, que hasta la fecha sigue ruleteando por la H. Puebla de Z.
La salida de Los Foristas no fue nada tersa, fue una convención, en la que cuentan que los ahora expulsados llevaban latas de Tecate rellenas de piedras y en vez de usarlas para festejar, las usaron para descargarlas sobre los frailistas, a quienes acusaban en esa época de neopanistas.
Estamos ya hablando de principios de los años 90, época en la que aún se respetaba la gente de Paco Fraile y los seguidores de Héctor Vera Arenas; estos últimos, unos cuantos años después crearían una división en el PAN, al formar un grupo llamado “Los Renos”, se les puso así por el juego de que ellos se autodenominaron renovadores.
Pero antes de que lleguemos a esa parte, retomemos el liderazgo de Paco Fraile. “El Pastor”, como le bautizó Humberto Aguilar Coronado, siguió llamando estudiantes para incorporarse en las filas albiazules y fue el primer líder que recorrió el estado completito.
Visitó caciques, visitó la casa de Aquiles Córdova en Tecomatlán; en fin, fue a crear la estructura en varios municipios, incluso algunos donde aún no existían carreteras.
Para 1991 este partido postuló nuevamente a Ricardo Villa Escalera como su abanderado para la gubernatura y ahí se dio la primera gran fractura de la derecha poblana.
Por cuestión de espacio, prometo abundar en la siguiente entrega, si me lo permiten y si aún no están bostezando, en estas Crónicas Marxianas.