México vive tiempos de veda. El lenguaje cifrado y cuidado de los medios de comunicación es una costumbre a la que nos hemos habituado. Este silencio aparentemente disimulado, y a veces sugerentemente proselitista, contrasta con la exposición abrumante de “los demonios del Edén” —con la debida mención que merece el título original de la señora Cacho— que han desfilado frente a nuestros impávidos ojos, aburridos de tantos “buenos modales” expresivos.
La transmisión del documental De panzazo en las salas de cine del país, en plena intercampaña, hace muy mala prensa a través de soluciones obvias, cifras “maquilladas” y opiniones llenas de clichés espeluznantes. El enemigo común de la cinta, además de la lideresa vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Ester Gordillo, es precisamente su brazo político, el Partido Nueva Alianza (Panal). A propósito, su candidato —Gabriel Quadri— en varias encuestas registra alrededor de 1 por ciento de las preferencias electorales. ¿Me pregunto si la responsabilidad adjudicada al Panal sobre la debacle de la educación pública no puede ser considerada como una campaña negativa o, en su defecto, como una anticipación de la contienda? La intencionalidad política del material fílmico es inconfundible y al final, como en el caso de Presunto culpable —otro documento que muy poco transformó la realidad— se desvanecerá por el aire del celuloide sin haber transformado la gravedad del problema que exhibe.
En otra trinchera política, pero no demasiado lejana de la anterior, a principios de semana circuló un artículo titulado “Dictadura y desarrollo”, publicado por Josefina Vázquez Mota hace 14 años en el extinto diario El Economista. Por entonces “la economista azul”, sobre el manejo de la política económica de Augusto Pinochet, argumentó que había una serie de “lecciones” que el general, desde los equilibrios de la Guerra Fría, legaba al resto de América Latina. El buen guiño de entonces hacia un régimen repudiable y recalcitrantemente autoritario que escandalizó a más de un twittero, desde luego los fotomontajes no tardaron en aparecer. Vázquez Mota no emitió declaración alguna en tanto la campaña negativa, por el escaparate de las redes sociales, burló “la visión panóptica” de este vigía de poca monta llamado Instituto Federal Electoral.
PD. Por cierto, Denise Dresser, quien acapara más de 10 minutos en la pantalla grande del citado documental, hace algunos días vertió una declaración desafortunada en el programa que conduce Leo Zuckermann titulado: Es la Hora de Opinar. La “intelectual” afirmó: “Ojalá que se muera (Gordillo) en su próxima cirugía”. Queda claro que una de las voces autorizadas por el documental no entiende la gravedad del problema de la educación pública que, dicho sea de paso, exime parcialmente a la maestra Gordillo en tanto —y aclaro, en tanto— la mecánica de los incentivos de los profesores no sea transformada, los cuerpos intermedios como las juntas de padres de familia, supervisores y Cordes no sean reducidos a su mínima expresión, así como los ordenamientos y reglamentos terminen “empoderados” para acabar con cuotas y patrimonialismos de cualquier tipo. Además de la intención, De Panzazo tiene la voz de una ignorante hablando de lo que evidentemente desconoce.
Estas son dos estampas —tres, si se quiere— de los tiempos de veda. Más sugerentes de lo que un servidor se había imaginado.
El arte de la política