Ahora sí, como reza el dicho: “podrán decir misa”, pero los tres aspirantes presidenciales —Josefina Vázquez Mota, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto— asistirán a escuchar la celebración del evangelio del papa Benedicto XVI, en una iglesia católica de León, Guanajuato.
¿Quién dice que los milagros no existen? En los días que vienen y durante la visita papal por nuestro país, veremos durante el misal principal a nuestros tres políticos mexicanos. Ahí llegarán, estarán muy quietecitos, sentaditos, muy serios, respetuosos y hasta reflexivos.
Por unas horas entrarán en una tregua obligatoria y moral, antes de Semana Santa y no pelearán, no reñirán, no acusarán a su prójimo y tampoco pecarán.
Sus “diablos y ángeles” los estarán vigilando, los tres tal vez se hinquen, tal vez se confiesen y tal vez hasta comulguen. Nuestra tercia de aspirantes posiblemente pidan ser el próximo presidente de México, pero les falta espíritu y mucha fe, aún.
Nadie lo dude, después de hacer oficial su presencia López Obrador, le seguirán Peña Nieto y Vázquez Mota, esta última regresará a tiempo de su autoexilio voluntario en el Perú, después de todas las impericias cometidas por su gran equipo de operadores políticos, que le han causado muchos puntos negativos en estos días.
De ninguna manera estoy en contra de que los candidatos que asistan a la celebración eucarística del papa, pero llama la atención todo lo que deben de hacer con tal de estar cerquita del pueblo creyente.
Ojalá asistan de manera conciente y clara, pues hacerlo por mera obligación o simular una presunta solidaridad con los feligreses católicos de nada les servirá. La gente que profesa dicha religión no es tonta, se dará cuenta de las cosas y sabrá medir el papel de cada uno de estos.
Por lo mientras, en las izquierdas algunos tendrán que guardar sus críticas para otros momentos, otros deberán seguir siendo ateos, algunos más tendrán que reinterpretar el marxismo, los demás no verán las noticias y habrá que anteponer lo fundamental por lo particular.
Los priistas “mochos”, laicos, juaristas, masones, jacobinos, nacionalistas, “artículos 24” y demás, tampoco tendrán derecho de réplica. Ellos que se esconden para ir a misa, los que mantienen buenas relaciones con la alta jerarquía católica, saben que defender el Estado laico y la separación Iglesia-Estado es sólo una necesidad para no enojar al benemérito.
Tendrán que morderse la lengua cuando vean a su “gallo” Peña Nieto junto con la “Gaviota” inclinándose ante la figura papal.
Como no soy “encuestólogo” y tampoco sé medir los negativos y positivos en esta era de las encuestas y mediciones diarias, desconozco qué tanto ganen o pierdan alguno de los tres suspirantes por asistir o dejar de hacerlo.
Desde mi muy particular visión de las cosas, creo innecesario y absurdo que para congraciarse con las masas creyentes de nuestro país, tanto López Obrador como Peña Nieto y Vázquez Mota tengan que asistir a un evento religioso, que es para quienes de verdad profesan dicha fe.
Nada hubiese sucedido si pactan una postura conjunta en un solo sentido: mantener el respeto a nuestra Carta Magna, fortalecer el Estado laico y mantener vigente la separación Iglesia-Estado, sin menoscabo alguno del respeto a cada una de las iglesias y a las creencias de cada uno de los ciudadanos.
No me parece que en pleno preproceso comicial y a unos cuantos días del arranque oficial, las autoridades religiosas hayan invitado a los contendientes, se nota un acto muy sobrepuesto y fingido.
Creo que la gente en nuestro país, ante el cúmulo de cosas y obstáculos por salir adelante, más la preocupación de no tener empleo, dinero y garantizar el alimento para sus familias, anda desesperadona. Aunado a la inseguridad y todas las broncas diarias que se tienen, es obvio que las “pilas andan bajas” y sin aliento. Aunque no lo queramos, lo neguemos y con un pueblo mayoritariamente católico, por lo menos la visita papal servirá para dar una buena bocanada de aire a los de siempre: los pobres y olvidados del país.

Finalmente
La detención del edil de Acatzingo, Eliseo Zayas, es un hecho interesante e importante en el estado.
Bajo otras administraciones, los abusos de poder, arbitrariedades, impunidad, nepotismo, violaciones a los derechos humanos, corrupción, violencia y autoritarismo de los presidentes municipales, estos eran resueltos en las oficinas de gobierno y con la intervención de diputados, políticos y dirigentes partidarios.
Esperemos que los ciudadanos recuperen sus derechos, defiendan sus municipios y que este ejemplo sirva para detener las arbitrariedades que diariamente cometen muchos municipes de los ayuntamientos poblanos que se creen “los muy muy”.