Esté día por la tarde, en San Pedro Cholula, estará Andrés Manuel López Obrador haciendo campaña electoral. El candidato de las izquierdas tiene frente uno de sus principales retos: derrotar en las urnas al candidato del viejo PRI y a la candidata de la derecha panista.
Es claro que las condiciones político-electorales de 2006 no son las mismas, tampoco va adelante en las encuestas como ayer. Sin embargo, las cosas en el país siguen igual, no han cambiado y la alternancia electoral fracasó.
Los priistas siguen pensando que su momento ha llegado, que los ciudadanos nos merecemos su regreso y que son los únicos que pueden salvar al país por su gran experiencia de haberlo controlado y saqueado por más de 80 años. Se sienten felices de haber encontrado en el exgobernante del Estado de México a su candidato, lo adoran y lo ven como un actor de televisión, aunque no tenga nada de sustancia e ideas políticas. ¡Por favor!, que alguien nos diga qué es lo nuevo que ha dicho y propuesto.
Con Enrique Peña Nieto, los representantes del autoritario y el viejo régimen nos quieren ver la cara de tontos. Ellos fueron los principales responsables del fracaso y el deterioro de nuestras instituciones, ellos se repartieron el destino del país, ellos frustraron el futuro de los “chavos” y sólo ellos monopolizaron el poder por más de 80 años de gobierno, en los cuales abusaron y saquearon el patrimonio de los mexicanos. Tal vez en 2000 empezamos a ver las consecuencias que dejaron los años de gobiernos priistas: simplemente acabaron con el país, lo dejaron sin nada y sin alternativas posibles. Por eso es falso su discurso de que regresarán la tranquilidad, la seguridad y terminarán con la pobreza.
De los dos regimenes del PAN mejor ni hablamos, fueron un fracaso, salvo algunos destellos de buena fe, pero nada más. No cambiaron nada, le tuvieron miedo al PRI, no desmontaron el viejo aparato y desgastaron el bono democrático que les entregó la sociedad. Su incapacidad para repensar la nación y reconstruirla, junto con la ineficiencia y las torpes maneras de conducir el gobierno llevaron al traste sus administraciones. Puros volantazos y en peligro de llevarnos al despeñadero.
Hoy, López Obrador y la izquierda mexicana no tienen que remontar los números de las encuestas, tampoco disputar el segundo lugar, debe aprovechar el poco tiempo que tiene de campaña para decirle a los mexicanos que Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota son lo mismo. Debe convencer a los indecisos de que participen y voten por la izquierda, no hay otra vía posible en estos momentos.
Puede ser que para muchos no pasa nada, que no quieran ver las cosas, pero la triste realidad de México es mucho más grave de lo que suponemos. El país empieza a debilitarse y las opciones que quedan no son muchas. La batalla no es nada fácil, el gran aparato económico y fáctico que trae Peña Nieto, junto con el aparato de Estado de Vázquez Mota, no podrán ser derrotados sin la participación nuevamente de la gente en una lucha cuerpo a cuerpo por lograr otro destino diferente para los mexicanos.
López Obrador en Puebla
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