Bien dicen que no hay mejor ejemplo de un político que aquél que es “gandalla”. Resulta que ayer la candidata a diputada federal por el distrito 6 del Partido Nueva Alianza, Leticia Jasso, dejó muy claro que no abandonaría su escaño en el Senado por el hecho de participar en la contienda electoral.
Aunque es cierto que la ley no le exige a ningún diputado o senador dejar la curul para ir a buscar un nuevo cargo de elección popular, la realidad es que solicitar licencia habla mucho mejor de sus niveles de decencia que no hacerlo.
La senadora (quien ocupa el cargo por ser suplente del actual gobernador Rafael Moreno Valle) justifica su falta de oficio político con el argumento de que su situación es “especial” pues no hay “quién la supla”, además de poner como pretexto que nada la obliga. Incluso se atrevió a decir que ella termina todo lo que empieza.
Entonces, por qué razón no termina su periodo como senadora y luego se enfoca en 2013, que también hay elecciones para buscar un cargo de elección popular. Muy fácil, para quedarse con su dieta mensual que rebasa los 200 mil pesos y que si le multiplica a los tres meses que dura la campaña, pues es una cantidad nada despreciable.
La pegunta sería para la otrora líder del sindicato de maestros, ¿no hará trabajo de campo en su distrito cuando haya sesión en la Cámara Alta, o aplicará lo que cree nadie se enteraría: la ausencia en su trabajo?
Hasta el momento es la única política en Puebla que ocupa una curul que se negó rotundamente a abandonar con justificaciones que no le ayudan, ni a ella ni a su partido, Nueva Alianza. El cinismo presente. Sí, señor.