Muchas personas ya se han dado cuenta del mal que aqueja a AMLO: “la ojetitis mediática compulsiva”, un padecimiento también conocido como “ojetitis negra” o “compló mediático”.
Este mal se relaciona directamente con la paranoia. El término médico correcto de este padecimiento es paranoia vulgaris noroñezca. Los síntomas del mal son inconfundibles: Primero, el pacientito se pone amarillo, posteriormente en las manifestaciones agudas de la enfermedad el enfermo se vuelve agresivo, el ego se inflama a niveles descomunales y la voz se le hace tipluda, sobre todo cuando habla frente a mucha gente y sus frustraciones personales se hacen presentes. Finalmente estalla en un delirio de grandeza que lo hace imaginar que él es poseedor único de la verdad única, reencarnación de la pureza, el amor y la bondad que ha venido a salvar a los mexicas de su destrucción.
La paranoia vulgaris noroñezca provoca que el enfermo se sienta una mezcla de madre Teresa de Calcuta, San Francisco, Chávez y Quetzalcóatl. Con el tiempo, las manifestaciones de doble personalidad y el delirio de grandeza del enfermo son cada vez más incontrolables y tiende a vivir un el delirio de persecución fatal.
“Los medios reciben ordenes de Peña Nieto, los encuestadores, las televisora, la radio, el IFE, los periódicos, el Cuento Vaquero y hasta el clima. La señora de la memelas y los malvados “viene, viene” están bajo las órdenes del ‘Copetes’ Peña Ñieto, a quien le tiendo respetuosa y amorosamente mi amorosa mano fraternal… Y desde luego, otorgo mi perdón a él y a todos los cieguitos incapaces de reconocer la verdad verdadera, del cambio, cambio, cambio. Pero si llego a la Presidencia de la Republica por segunda vez ‘ora sí les parto su madre.”