Las verdades a medias crean confusión, generan chismes, hacen daño, engañan al colectivo social y quien las socializa busca que tenga el efecto deseado, para eso las sueltan. Esto es lo que actualmente se ve con el rollo mediático del presunto triunfo del candidato del Panal, Gabriel Quadri.
Nadie en su justo juicio puede afirmar que el ciudadano Quadri asistió al debate del pasado domingo de manera honesta y libre de todo pecado político. Es un adulto maduro, un académico pedante, un astuto intelectual verde, alguien que aprovechó las relaciones de la investigadora ambiental Julia Carabias para volverse un funcionario y después empresario de la sustentabilidad, quien además justifica el impacto ambiental de grandes empresas en nuestro país.
Eso que nos quieren mostrar sobre un “ciudadano bien inocente”, que no quiebra ni un plato, que ama a los pajaritos y que cuida los arbolitos es falso. No se nos olvide, no sigamos siendo unos tontos que todo perdonamos y olvidamos: este cuate se cree la gran lumbrera en los temas del medio ambiente y la economía sustentable, pero aceptó la candidatura del Partido Nueva Alianza (Panal), brazo político del SNTE y de la propia maestra Elba Esther Gordillo.
Este instituto partidario se formó para presionar, negociar y chantajear a los gobiernos en turno, al PAN y también al Revolucionario Institucional (PRI). Dicho partido sirve para “blindar” los intereses políticos de un sindicato, que son los que mantienen el control sobre la educación pública en México y trágicamente los encargados de formar a nuestros hijos.
Quadri sabe que la líder vitalicia del SNTE aprobó su candidatura, sin su visto bueno el aparato partidario no se hubiese movido para impulsarlo. El Panal en 2000 por venganza apoyó al PAN para que perdiera el PRI. Luego, en 2006 negoció con el actual mandatario federal y su candidato trabajó para Acción Nacional.
Como ciudadano que dice ser, como apolítico que afirma ser, simple y llanamente aceptó una candidatura de un partido político. El papel que jugó en el reciente debate fue el de un “distractor” político, para confundir y generar incertidumbre entre los votantes indiferentes. Sospechosamente en ningún momento criticó las propuestas de Enrique Peña Nieto, ni siquiera con el pétalo de una rosa quiso decirle algo. Eso sí, cuantas veces pudo cuestionó las posturas de Andrés Manuel López Obrador.
Posiblemente los acuerdos funcionaron bien entre el PRI y Panal para que el aspirante ambientalista no afectara a Peña Nieto. Eso se vio por las pantallas y nadie lo podrá negar.
No sólo jugó un papel de “distractor”, supo manejar bien sus tiempos y lo aprovechó. Como nada tenía que perder y sí algo que ganar, hizo su trabajo y sin cuestionamiento alguno engañó a muchos, sobre todo porque sus afirmaciones en el debate ni siquiera forman parte de los fundamentos del Panal. ¿Por qué no dijo que deben desaparecer las cuotas sindicales, que en la educación no debe haber sindicatos y que deberá privatizarse la educación pública en México?
Su papel quedó demostrado, más allá de la edecán del IFE y los torpes consejeros electorales, le hizo sombra a López Obrador y pasó a cuidarle las espaldas al exgobernador del Estado de México.
Por ninguna razón quisieron que Andrés Manuel saliera como el ganador del debate ante Peña Nieto y Josefina Vázquez.
Con el apoyo de algunos medios nacionales y de la televisión, Gabriel Quadri es quien ahora desvía la atención sobre el fracaso del aspirante tricolor. Nada tontos quieren que exista una percepción diferente sobre el partido de la maestra, después del filme que se presentó a nivel nacional sobre la educación en el país.
Buscarán que los votos indecisos se empiecen a inclinar mejor para el candidato panalista en lugar de irse hacia la izquierda.
No hay de otra, tenemos que dejar de ser los mismos de siempre, los tontitos útiles y no dejarnos engañar: el candidato de la maestra hoy trabaja para el PRI, no quieren a Vázquez Mota. Como las televisoras hoy buscan la imposición de EPN y el político Quadri, por supuesto que cuando termine todo tendrá la sombra de un buen árbol y sus negocios verdes florecerán como en primavera.