Mira, lector, lectora querida: Aquellos que vivimos los movimientos del 68, siendo jóvenes, y no tan tan jóvenes, como yo, vemos la situación actual del país de manera diferente.
En esa década —en el 68— se vivía por todo el planeta una emoción muy especial. Flotaba en el ambiente un deseo de cambio hacia la igualdad social y económica (como hoy). “La vibra” nos invitaba a luchar por una transformación social, y los principios del socialismo y el comunismo embonaban perfectamente con esa nueva visión de vida.
En Latinoamérica estaba fresca la Revolución cubana que para muchos mexicas era un ejemplo a seguir. Sin embargo, Díaz Ordaz y Echeverría, con sus “halcones” nos apagaron el furor social a macanazos y a otros, más aguerridos, de plano les quitaron la vida. Hoy casi 50 años después todavía sobreviven cientos de comunistas y socialistas aferrados a las viejas formas de manifestar sus frustrados ideales políticos.
Todo eso está bien, lo que me parece una verdadera jalada es que siguen empecinados en llevar a cabo las mismas formas de adoctrinamiento del Paleolítico que han demostrado valieron “queso” en el mundo entero. El concepto del socialismo sigue siendo valido, pero hay que adecuarlo a la realidad de nuestro tiempo, a las redes sociales, al internet, a los cambios económicos y climáticos, etcétera. Seguir manipulando las imágenes y los formatos de los años 60 me parece una actitud falta de inteligencia.
No se vale heredarles a las nuevas generaciones nuestras frustraciones políticas personales que hoy están fuera de contexto. Ellos necesitan encontrar su propio camino hacia el bien común.
… no se vale…
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