De una planilla de mil 200 elementos de la Policía Ministerial del Estado (PME), actualmente quedan unos 400.
Ahora, la Academia de la PME no prepara a nuevos prospectos para la corporación. En forma continua agentes ministeriales, jefes de grupo y comandantes han presentado sus renuncias y otros han sido obligados a retirarse. En esta administración se ha registrado el suicidio de un comandante de la Policía Ministerial, desesperado por los malos tratos que recibió.
Todo tiene una sola explicación: en esta administración se les ocurrió que el encargado de esta corporación debería venir de fuera, “que no estuviera maleado con las mafias poblanas”, aunque trajera sus propios “trapos sucios”. Desde la llegada de Juan Manuel Galán Ruiz y su grupo de colaboradores, la PME tuvo otro tropiezo más en sus intentos de mejorar su situación de vida. Los abusos del director y de su cerrado equipo de trabajo han llevado a muchos elementos a retirarse, amén de que no han recibido un sólo incremento a su salario y siguen con las mismas malas prestaciones, pese a que son hombres que todos los días arriesgan su vida.

Comandancias de 50 mil pesos
Quienes pensaban que con la llegada de policías del Distrito Federal, con manchas de perredistas iba a cambiar la situación moral de una corporación de agentes investigadores y de reacción, pero no fue así; los malos tratos que reciben de sus jefes, quienes sienten que “Dios no los merece”, se anexa al hecho de que ahora tienen que pagar por cualquier ascenso, no se diga por el cambio a una comandancia que les reditúe mayores ingresos.
Varios mensajes llegados a esta columna, de agentes que piden la gracia del anonimato, indican que el precio para ser cambiado a una comandancia como encargado principal, es hasta de 50 mil pesos para jefes de grupo y agentes son otros precios. Lógicamente, las nuevas rentas que tienen que llevar los elementos a sus jefes “chilangos” los llevan a pedir dinero para realizar una investigación, presentación u orden de aprehensión y no se diga para los “regalos” de jefes. Las tarifas que han impuesto estos servidores públicos no terminaron con la corrupción; al contrario, la aumentaron.

Los contubernios policíacos con las mafias
En los “giros negros” le dicen “Don Ful” —se llama Fulgencio—, este hombre es el encargado de acudir a negocios de “giros negros” como son bares y cabaret, además de casas “de masajes” y “de citas”, donde cobra cuotas que van de los 3 mil a los 6 mil pesos mensuales y que se reparten en tres: la Policía Ministerial, la Federal y el ayuntamiento, a través de Normatividad Comercial.
De nuevo la Ministerial.
No está usted para saberlo ni un servidor para comentárselo, pero los ministeriales han recibido la orden de no meterse con negocios de ventas de drogas. ¿Por qué será?
Lo mismo pasa con quienes se dedican al robo de hidrocarburos o a la venta de los mismos en la zona de ladrilleras de Cholula, de Huejotzingo y muchos otros municipios, los agentes no pueden meterse con los “cuachicoleros”, pues los tienen que dejar pasar como si nada.

Una policía comprometida y mal pagada
Gran parte de las quejas de agentes desesperados por todos los abusos y excesos de que son objeto también se centran en el pago de su bono de 600 pesos que les llega cuando a sus jefes les viene en gana, dinero que no se equipara al trabajo que realizan pero lo tienen que aceptar porque su situación económica es deprimente.
Las vestimenta de los agentes es en su gran mayoría fiada, desde zapatos, pantalón, camisas hasta chamarras, todo lo pagan a plazos porque su raquítico salario así se los dicta, tienen que estar bien aunque sea pagando poco a poco.
Pese a todos estos abusos de los que son objetos los elementos de la Policía Ministerial, no han dejado de cumplir su trabajo, las órdenes de investigación, aprehensión y sus recorridos han sido conforme lo dictan sus superiores. La PME es la única corporación policíaca en Puebla que no ha hecho un solo paro de labores. Este gobierno debería poner “el dedo en la llaga”, investigar qué pasa en esta corporación con sus jefes y lo más importante: mejorar su situación salarial, se lo merecen.
Nos vemos cuando nos veamos.