La palabra “Trapío” al ser definida por el diccionario de la RAE nos da como primera entrada: “Velamen”, después nos dice: “Gallardía que suelen tener algunas mujeres”. Y no da como tercera acepción: “Buena planta y bravura del toro de lidia”.
Y este es el concepto que nos interesa comentar hoy. No podemos dejar de hacer alusión al “velamen”; que viene siendo el conjunto de velas de una embarcación, “velamen” que se construye, elabora y fabrica con una gran cantidad de tela, “trapo”. De ahí, que en términos que usan los hombres de mar, se califique con gran “trapío” a aquellas naves, barcos, cuya estructura de velas llamen la atención por su majestuosidad, viene de ahí la similitud léxica en el modo de hablar haciendo referencia de aquellos toros cuya presencia al salir de la puerta de toriles nos asombran por su corpulencia, musculatura, conformación anatómica y sobretodo por el predominio en su estampa de un hermoso testuz, con una armadura de cornamenta, a la que de manera correcta se denomina “arboladura” creándose otra semejanza o similitud con la “arboladura” de los mástiles y postes que conforman la estructura del “velamen” de un barco.
Sin embargo no siempre, mejor dicho, en pocas ocasiones la gran presencia de un toro de lidia va a la par con la calidad de su desempeño en el ruedo.
Tal cosa recién ocurrió en los sanisidros madrileños, diremos que si bien hubo triunfos muy sonados, con la apertura de Puertas Grandes e incluso tumultuosas salidas en volandas, a hombros de multitudes entusiastas; estos se dieron en contadas faenas instrumentadas a pocos toros que caminaron, funcionaron o resultaron “potables”, con embestidas francas y tuvieron el suficiente aire.
Lo cierto es que los que lucieron abundante y exuberante trapío fueron siempre de más a menos, echando por la borda toda posibilidad de triunfo. Lo ocurrido comprueba que la demasía en presencia y el muy impresionante trapío no garantizan los buscados trofeos; en otras palabras y más coloquialmente hablando: la muy gustada, buscada y a veces hasta exigida elefantiasis taurina no da buenos resultados.
Al respecto, leamos y meditemos lo que dice al respecto el prestigiado creador de reses bravas, don Juan Pedro Domecq y Diez: “en el tema de la Bravura, tal como esta planeado esto para nosotros —los ganaderos—, lo ideal se ve en plazas de segunda categoría. Porque esta demostrado que los toros gordos dan un porcentaje de Bravura mucho menor que los toros jóvenes; por eso es tan difícil que salgan toros bravos en Madrid…Y por eso salen tantas corridas potables en plazas de menos importancia”.
El comentario final nos lleva a ubicarnos primero en ¿qué plaza estamos. A qué festejos acudimos. Quiénes conforman el cartel? Incluyendo toros y toreros: según lo anunciado y donde sea anunciado, sean nuestras expectativas. Porque, tal como ocurrió en Madrid, no siempre ganaderías de mucho abolengo y cartel, con toros de gran presencia, será garantía de triunfo.