A tan sólo siete días para que se lleve a cabo la elección del próximo presidente de la República, la tendencia electoral parece irreversible y todo apunta a que Enrique Peña Nieto se convertirá en el nuevo presidente y con él regresará el PRI a Los Pinos.
Todas las encuestas realizadas así lo confirman y a tan sólo tres días de que concluya la campaña se antoja imposible revertir los números que marcan como puntero al candidato del PRI. No hay un solo estudio de opinión en el que alguno de los tres candidatos restantes puntee; ni las encuestadoras que en 2006 trabajaron para Andrés Manuel López Obrador lo ponen hoy a la cabeza.
Irónicamente fue la encuesta de Reforma, presentada el 15 de mayo, la que le dio vida artificial al movimiento del tabasqueño al colocarlo según este rotativo a sólo 4 puntos de distancia de Enrique Peña Nieto. Dos semanas después, una misma encuesta del periódico de los Junco le dio el tiro de gracia de manera totalmente involuntaria al crecimiento de López Obrador y lo sitúo en su realidad, al dejar en claro que Peña Nieto supera por 12 puntos al “Peje”.
La contundencia del estudio no dejó lugar a ningún tipo de descalificación y por supuesto que fue más que contundente, son más de 6 millones de votos los que separan al mexiquense del tabasqueño, ni más ni menos.
Incluso el pasado jueves en el programa de Deniss Maerker, Punto de partida, intelectuales como Leo Zuckerman y Jesús Reyes Heroles daban como un hecho el triunfo de Peña Nieto, ante la contundencia de los números y lo difícil que resulta revertir una ventaja como la que hoy tiene el priista.
Por si faltará poco, las apuestas en Las Vegas dan como ganador en un 92 por ciento a Enrique Peña Nieto y los apostadores de la “ciudad que nunca duerme” suelen ser muy certeros y pocas veces se equivocan.
Ahora la duda se centrará en lo que resta de aquí al día de la elección en quien ocupará el segundo lugar. Es claro que Andrés Manuel López Obrador tiene una ligera ventaja sobre Josefina Vázquez Mota, la cual ha repuntado en los últimos días aunque al parecer será insuficiente.
El punto es que si Josefina Vázquez Mota y el PAN terminan en el tercer lugar de las preferencias será el más sonado fracaso en la historia política moderna y una calificación terrible para la administración de Felipe Calderón Hinojosa.
Nunca en la historia un partido en el gobierno en México se ha ido hasta el tercer lugar en las preferencias electorales. El PRI en el año 2000 y su candidato Francisco Labastida Ochoa terminaron en el segundo lugar y cedieron el poder a los panistas.
En 2006, Vicente Fox con todo y sus desaciertos logró que Acción Nacional retuviera la presidencia de la República, “haiga sido como haiga sido”. El PRI terminó en el tercer lugar, pero no era el partido que ostentaba el gobierno federal.
Ahora Acción Nacional hace lo posible para evitar un histórico ridículo, utilizando toda la estructura del poder federal para evitar caer hasta la tercera posición.
Y trasladando estas lecturas a nuestra aldea, si el PAN se derrumbará hasta la tercera posición en Puebla —pese a los acuerdos con el PRI— éste sería un grave tropiezo para el morenovallismo.