Una de las dependencias en donde la eficiencia y la ineficiencia conviven diariamente al gusto e interés de Casa Puebla, es la Contraloría del estado.
Sobran pruebas de la gran capacidad de esta dependencia para cobrar las viejas facturas del poder en turno y para meter en cintura a los políticos señalados, pero también hay claras evidencias de la sobreprotección que reciben las secretarías encargadas de ejercer y operar los abusos y dispendios de la administración morenovallista.
Para muestra tenemos todo lo sucedido en la ilegal compra de los Agusta, así como de la venta de los helicópteros Bell. Entre las innumerables irregularidades donde se realizaron compras con partidas no autorizadas, además de la no licitación de las mismas y de la falsedad en la información entregada a la Comisión de Acceso a la Información Pública, ahora se suma el desvío de recursos públicos al utilizar los helicópteros para fines distintos a los que originalmente estaban destinadas las nuevas aeronaves, tal y como lo demuestra la información entregada por el mismo gobierno del estado.
El reportaje principal de Intolerancia Diario nos revela que las dos aeronaves han tenido un uso constante, aunque en sólo una ocasión han volado para atender a la población en operativos de Protección Civil. Hay que recordar que el oficio emitido por la Secretaría de Finanzas, en el cual reconoció la compra de los dos helicópteros Agusta, decía que esta adquisición tenía como fin cubrir las necesidades de nuestro estado en materia de Protección Civil.
Y aquí es en donde saltan las preguntas para la Contraloría del estado. Si para otros asuntos como exfuncionarios estatales, alcaldes incómodos y rivales políticos son tan eficientes, ¿por qué no pueden actuar contra las Secretarías de Finanzas y Administración, pese a la contundencia de las pruebas?
Golpe de timón en el campo
Mediocre, sólo así se puede calificar el paso de Adalberto González Hernández al frente de la Secretaría de Desarrollo Rural, donde su trabajo dejó mucho que desear. Irónicamente, mientras los Agusta no dejan de volar, los prometidos proyectos tecnológicos nunca aterrizaron en la realidad del agro poblano. El fracaso de los mototractores es prueba de ello.
Ahora con su salida, el campo poblano respira y suspira en espera de una reactivación. La encomienda recae en Rodrigo Riestra Piña, hermano del líder de la bancada panista, quien desde ahora tendrá que elaborar un esquema de trabajo para responder las demandas de un sector olvidado en los primeros dos años del morenovallismo.
La tarea no es nada sencilla, el flamante encargado de despacho tendrá que sacudirse el estigma de su antecesor. Los antecedentes de Riestra Piña hacen pensar que hoy el campo poblano está en buenas y mejores manos.
Veremos y diremos.
La manga ancha de la Contraloría
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