La semana pasada fue indignante observar el entreguismo de nuestros diputados locales, quienes sin pudor alguno se doblaron para hacer realidad los designios del Señor de Los Cerros.
Puedo entender que los diputados emanados de la coalición Compromiso por Puebla sean los incondicionales del gobernador y de sus propios intereses, pero no es creíble que los legisladores priistas sean los más morenovallistas de todos. No quiero pecar de malpensado, pero ante el triunfo priista del pasado 1 de julio, el cual les garantiza el regreso a Los Pinos y al poder federal, era lógico esperar un cambio de actitud de los diputados tricolores que hiciera valer su postura opositora. Lamentablemente, lo sucedido el jueves pasado en el Congreso del estado nos demuestra que existen otros intereses más allá de los ideales partidistas.
No son pocas las versiones que apuntan a una serie de beneficios económicos y en especie que reciben los legisladores de todos los partidos, a cambio de la sumisión total en favor de los intereses de Casa Puebla. No cabe duda que la orfandad política de los priistas poblanos los llevó a sustituirla por una dependencia financiera, misma que fue resuelta desde el poderoso edificio de la 24 Norte.
Tengo claro que los siglos pasan y México sigue siendo el mismo.
Exactamente igual que en los tiempos revolucionarios del general Álvaro Obregón hoy se sigue aplicando a la perfección aquello de que: “nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos”.
La única duda que me queda es si los 50 mil ¿son semanales?
Dice el refranero: “piensa mal y acertarás”.

La burla de los Derechos Humanos
El reportaje que hoy presenta Intolerancia Diario en su primera plana refleja a la perfección la forma como la Comisión Estatal de los Derechos Humanos actúa en “defensa” de los poblanos.
Por increíble que parezca, en un estado en donde diversos medios de comunicación —incluido este rotativo— ha denunciado y probado infinidad de actos violatorios de garantías individuales por parte del gobierno del estado, la CEDHEP sólo ha emitido dos tibias recomendaciones: una a la Procuraduría de Justicia y la otra a la Secretaría de Seguridad Pública.
Yo no sé quien esté peor, si el Congreso del estado, la Contraloría o la CEDHEP, pero lo que me queda claro es que de tanto que se agachan, a todos ya se les ven los calzones.
Ni hablar, son los costos de nuestra “moderna dictadura” poblana.
Y dicen que “lo mejor está por venir”.
¡Pa’ su mecha!