En las filas de la Policía Ministerial del Estado (PME) se encuentra la historia de un atentado donde participaron presuntos integrantes del grupo armado “Zeta”, en contra del jefe de grupo de la Ministerial Guillermo Jiménez Vázquez y el agente placa 527, Enrique Soriano González, quienes resultaron con lesiones de disparos de rifles de asalto del calibre AK-47.
El atentado, o balacera, ocurrió cerca de la colonia Los Manguitos, sobre la carretera federal México-Tuxpan, en Villa Lázaro Cárdenas. Sobre la agresión hubo varias especulaciones, una de éstas es que los dos ministeriales y los “Zetas” no se pusieron de acuerdo sobre la “mochada”; la otra, que los miembros del crimen organizado quisieron dejar una prueba de su presencia y atacaron a los policías investigadores.
El caso es que estos dos agentes lograron recuperarse de sus lesiones y más tarde fueron reincorporados a otras comandancias, aunque la duda nunca se despejó, pese a que fue investigada por la Procuraduría General de Justicia. Y ahora le comentó que por alguna razón que usted y un servidor desconocemos, el jefe de grupo Guillermo Jiménez fue regresado a esa comandancia.
¿Usted sabe para qué?

Un reporte no aclarado
Guillermo Jiménez, usted lo debe recordar, fue mencionado en diversos medios de comunicación tanto escritos como de radio por ser quien encabeza una célula delictiva dentro de la misma Policía Ministerial del Estado, dedicada al “levantón” y la extorsión de miembros del crimen organizado y quien de manera inicial estuvo oculto en algún hotel de la ciudad de Puebla mientras que su compañero Pascual Resurrección Potrero Serrano fue consignado y ahora es procesado por secuestro exprés y otros delitos.
Nuestro personaje se organizó con miembros de la Policía Ministerial, la mayoría de ellos adscritos a comandancias del interior del estado, para secuestrar a jefes de organizaciones delictivas que operan en el estado a quienes, con la amenaza de remitirlos ante el Ministerio Público tras hallarles armas, drogas u objetos robados, los despojan de importantes sumas de dinero y otros valores, incluso vehículos. Para completar la red delictiva de policías en activo, también fueron incluidos elementos de la Policía Federal —con todo y vehículos— para no despertar sospechas de sus actuaciones frente a otras corporaciones policíacas que los descubrieran cuando están en proceso de un secuestro y chantaje.
Una de las víctimas de estos policías corruptos fue el dueño de unidades del transporte público, incluyendo taxis, al que interceptaron cuando iba en su camioneta y lo llevaron a su casa donde se apoderaron de 60 mil pesos en efectivo, joyas y armas de fuego, luego lo sacaron de su casa y lo seguían “paseando” para despojarlo de más dinero, cuando fue rescatado por la Policía Municipal. Este mismo permisionario antes había sido “levantado” por jefe de grupo Fabián Moreno de Lara, sólo que el secuestro exprés salió a la perfección y el afectado no le quedó más remedio que quedarse callado.
Pues resulta que este Guillermo Jiménez, propietario de un negocio de venta de vehículos de lujo —que debió haber adquirido con su salario de 3 mil 500 pesos a la quincena—, está de regreso, no fue castigado. Las razones son muchas, primero porque el jefe de grupo Pascual Resurrección Potrero Serrano, adscrito al grupo que se encarga de cuidar a los arraigados —bajo las órdenes directas del comandante Medellín—, al momento de participar en el secuestro exprés del permisionario se encontraba incapacitado, no lo señaló en su denuncia.
Segundo, porque el mismo jefe de grupo presume haber amenazado a su jefe con “hablar” de lo que sabe, en caso de ser detenido. Y, tercero, porque entregó el dinero, las joyas y las armas robadas para que se la perdonen y, aunque usted no lo crea, se dijo que lo único que este personaje merece es “un arresto”
¿Quién dijo que en Puebla nadie está por encima de la ley?

Si regresa…
Guillermo Jiménez Vázquez está de regreso, justo cuando atentaron contra su vida.
¿Coincidencia o venganza?
Nos vemos cuando nos veamos.