Enrique Peña Nieto aún no empieza su sexenio y tiene, según cuentan sus allegados, como una de sus prioridades ganar la mayoría en el Congreso para su elección intermedia, la de 2015.
Consciente de que hoy por hoy su gran limitación para llevar a cabo las reformas estructurales que necesita el país, es tener que llegar a acuerdos y ceder posiciones al resto de las fuerzas políticas, el mexiquense y sus operadores piensan a futuro. Para ganar en 2015 la mayoría en el Congreso, el futuro presidente de la República necesita recuperar plazas importantes que están en manos de la oposición y una de ésas es Puebla.
Peña y su equipo llegaron a acuerdos con el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas para el proceso electoral federal que recién concluyó, acuerdos que en términos generales se cumplieron, no al 100 por ciento, pero se cumplieron. No obstante, todo acuerdo tiene fecha de caducidad y este precisamente parece ser el escenario rumbo al próximo año. Un presidente priista que quiere recuperar para su partido las principales capitales del país y un gobernador ¿panista? peleado con su partido, en pugna con el panismo tradicional —Yunque— y luchando por reeditar la coalición electoral que lo llevó al triunfo en 2010.
El choque de trenes no se presentará, el gobernador no buscará por ningún motivo la confrontación con el presidente de la República ni en sueños, muchos menos si —como todo parece indicar— El Yunque se niega a cederle su posición a Moreno Valle. Es decir, si El Yunque no entrega Puebla capital a un candidato afín al gobernador del estado, el mandatario —fiel a su estilo pragmático de hacer las cosas— soltará la elección y dejará al panismo solo, no moverá ni un dedo para apoyar a un candidato que no sea uno de los suyos.
De ahí que cada día cobre más fuerza la versión de un gran arreglo cupular en el Olimpo, ahí donde todo es posible y sobre todo —insisto— si El Yunque se niega a entregarle la candidatura de Puebla capital a un personaje afín al mandatario estatal.
Esta hipótesis parece beneficiar, luego entonces, a personajes ligados al PRI pero que mantienen una muy buena relación con el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y que pueden servir como puentes. Nombres: Enrique Agüera Ibáñez, Antonio Gali Fayad o Enrique Doger Guerrero.
El PRI reformará sus estatutos
Las grandes reformas estructurales que tanto necesita el país no serán tema de este periodo de sesiones, como se ha adelantado, sino se realizarán durante el primer semestre de 2013 y todo obedece a una razón: primero hay que cambiar los estatutos del PRI.
De este modo se espera que por allá de febrero de 2013, el tricolor convoque a una asamblea nacional para reformar sus estatutos y en su caso permitir, entre otras cosas, la desincorporación de Pemex en un nuevo esquema, donde el Estado conserve la rectoría de la paraestatal pero que se permita mayor inversión privada. Situación que el pasado lunes fue puesta sobre la mesa por el coordinador nacional de Políticas Públicas, Luis Videgaray, en su encuentro con los diputados federales del PRI quienes hoy rinden protesta.
El tema de gravar con el IVA a los alimentos y las medicinas quedará intocable, aunque se llegó a pensar como una alternativa, misma que fue desechada el pasado lunes, luego de que especialistas del ITAM le explicara a la nueva Legislatura que el impacto real de eliminar la tasa cero en estos dos rubros sólo incrementaría la recaudación uno por ciento.
De este modo, las grandes reformas estructurales deberán esperar primero que se reformen los estatutos del PRI, para no caer en violaciones a la ley, y luego se buscarán los grandes acuerdos nacionales. Sin duda, también estos temas incidirán en la relación entre el nuevo presidente de la República y los gobernadores, así como también en los procesos locales en entidades como Puebla.
La gran negociación que se acerca
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