El empresario José Chedraui Budib se perfila para convertirse en el próximo candidato del PRI a la presidencia municipal de Puebla.
La percepción que tienen de Pepe Budib es muy buena no sólo porque es amigo personal del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, sino porque reúne ese perfil ciudadano que tanto busca el Partido Revolucionario Institucional para intentar cambiar su suerte en Puebla capital.
Los números no mienten, el lejano tercer lugar al cual fue confinado al PRI en la pasada elección federal, pero sobre todo la pérdida constante elección tras elección de votos, ha hecho que el PRI busque hoy y sobre todo con la llegada el nuevo presidente de la República, Enrique Peña Nieto, nuevas caras, rostros diferentes a los tradicionales, que aunque tienen posicionamiento arrastran por lo mismo un desgaste terrible. La carta de Chedraui es vista con buenos ojos por el potencial de crecimiento que puede tener y sobre todo hasta donde se sabe, no tiene “cola que le pisen” o un expediente amplio con el cual lo pudieran someter.
Hasta ahí lo positivo, pero también hay cosas que no terminan de convencer al CEN sobre su posible postulación. La más importante es que pareciera que el empresario sólo le apuesta a que venga el “dedo divino” a señalarlo como el candidato y poco o nada ha hecho hasta el momento para dar señales al priismo local de que él es el hombre a seguir. Me explicó, a diferencia de los candidatos del morenovallismo, los cuales no paran de promoverse y de enviar señales muy claras de lo que persiguen, Chedraui aún no se anima a buscar ese posicionamiento que le permita por sus propios méritos convertirlo en el candidato del PRI a la alcaldía.
Algunos dicen que a Pepe le bastarán tres meses de campaña para obtener ese posicionamiento, pero para legitimar su candidatura lo mejor sería que desde ahora demuestre que tiene los méritos suficientes para poder ser el hombre que encabece al PRI en una contienda que será muy difícil para este partido político, que lo único que tiene a su favor es que tendrá después de 12 años la presidencia de la República de vuelta en su manos.

Buenas y malas para el morenovallismo
Esta semana el morenovallismo recibió buenas y malas noticias de la reunión que sostuvo el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas con el futuro secretario de Infraestructura del gobierno federal, Gerardo Ruiz Esparza.
La buena noticia es que el gobernador Moreno Valle amarró recursos por parte de la próxima administración federal para el proyecto de remodelación del Anillo Periférico de Puebla, uno de los compromisos que adquirió durante su campaña el próximo presidente de la República, Enrique Peña Nieto. La rehabilitación y conclusión del Anillo Periférico de Puebla es uno de los compromisos de campaña que Peña hizo directamente para Puebla y que se deberán de cumplir durante el primer año de la próxima administración.
La mala es que la construcción del segundo piso de la autopista México-Puebla deberá esperar a que el gobierno federal encuentre a los empresarios interesados en construir la obra y manejarla, ya que se planea que sea mediante una concesión como se edifique esta vía, la cual tiene un costo estimado en 12 mil millones de pesos. En medio también quedó el tema de la empresa española OHL, a la cual el gobierno de Moreno Valle le rescindió el contrato para la construcción del libramiento norte de la ciudad, el cual le había sido otorgado a los ibéricos por parte de la administración marinista.
Desde el pasado 16 de julio advertí es este mismo espacio que la empresa española había sido una de las consentidas de la administración del futuro presidente de la República cuando se desempeñó en el Estado de México. Todo parece indicar que se deberá de buscar la forma de resarcir los daños a la empresa representada en México por Andrés de Oteyza o convencer a los españoles que se hagan cargo del segundo piso de la autopista, aunque se triplicaría el costo de la inversión original que se tenía estimada con la construcción del Arco Norte.