Las constantes pifias que en materia de comunicación social ha cometido la administración morenovallista han generado una grave caída en la imagen del gobernador Moreno Valle.
El estudio realizado por el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), publicado por diversos medios nacionales —incluido Reforma—, confirmó que las políticas de comunicación del gobierno poblano han motivado una debacle en la percepción que sus gobernados tienen de la figura morenovallista. Por increíble que parezca, el hombre que arribó a la gubernatura con números extraordinarios (80 por ciento) en materia de confianza, a dos años de gobierno el Índice de Desempeño de los Gobernadores (Idegob) avalado por el GCE dice que sólo 28 por ciento de los poblanos mantiene la confianza en el gobernador de Puebla, muy por debajo de la media nacional.
Todo indica que las millonarias campañas en horarios triple A en televisión nacional y el derroche en torno a los festejos del 150 Aniversario de la Batalla de Puebla del pasado 5 de mayo no sirvieron de nada para controlar los efectos de la crisis provocada por la política de enfrentamiento con diversos medios de comunicación implementada desde la Dirección de Comunicación Social.
Quizá a eso obedezca el interés de fusionar Cominicación Social con el Centro de Televisión, Radio y Tecnologías Digitales (Puebla TV), como parte de la reingeniería gubernamental que contempla también la fusión de algunas secretarías y la desaparición de otras.
Aunque, en el fondo, las razones principales de esta reestructura son meramente políticas y de control para el titular del Ejecutivo, de manera oficial se manejará que ésta se realizará con fines de austeridad por el apretado presupuesto que tendrá Puebla en 2013.
De confirmarse la fusión entre la Dirección de Comunicación Social y Puebla TV, ¿adivine usted quién estaría al frente de este “monstruo institucional”?
Exacto, se llama Marcelo y se apellida García Almaguer.
El hijo político de Elba Esther
El nombramiento de Emilio Chuayffet como titular de la Secretaría de Educación Pública es una auténtica declaratoria de guerra para la maestra Elba Esther y para su poderoso sindicato, el SNTE.
El arribo de Chuayffet —viejo enemigo de la maestra— demuestra que el secretario Luis Maldonado nunca estuvo cerca de esa posición en el gabinete de Enrique Peña no por falta de talento, sino por su cercana relación con la lideresa magisterial.
En caso de desatarse esta guerra, seguramente en el recuento de los daños aparecerán los nombres de algunos personajes cercanos a la maestra, por lo que veremos qué tanta capacidad tiene Moreno Vallé para salir lo menos lastimado. Habrá que ver cuánta lealtad le guarda a la heroína que le dio parte del triunfo electoral en 2010, o si termina desconociéndola con tal de mantener vivo su sueño presidencial.
Por lo pronto, ser ahijado de la maestra conlleva un alto costo político, y todo apunta a que los desaires que el gobernador poblano sufrió en los diferentes eventos por la toma de posesión de Peña Nieto no son casuales.
Para los priistas, la forma es fondo.
La crisis de imagen de RMV
PUBLICIDAD