La ultraderecha del Partido Acción Nacional ya decidió. Francisco Rodríguez, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, será su candidato a la presidencia municipal de Puebla y nadie más que él será respaldado por los yunquistas.
Pese a que Eduardo Rivera, actual alcalde de la capital, se niegue a aceptar que “Franco”, como lo conocen sus amigos, es su carta fuerte, la realidad es que su asistencia al convivió de destape, disfrazado de posada navideña, es la clara muestra de que la decisión está tomada. Los panistas de cepa saben que después del ingreso de Rafael Moreno Valle a su partido nada volverá a ser igual. El mandatario ejerce un indiscutible poder en las decisiones internas y son los neopanistas quienes llevan el control de las acciones políticas blanquiazules.
En un acto de arrepentimiento por entregar a externos lo único que tenían, a cambio de la salida en los gobiernos del tricolor, la ultraderecha pretende unirse para entonces recuperar lo perdido: poder interno. Francisco Rodríguez representa de manera ambigua a un candidato “ciudadano” pero con la sangre tan azul que sería imposible una traición, despojo o exclusión de quienes hoy lo apoyan en caso de llegar a la presidencia municipal. Los militantes panistas de ultraderecha se sentirían reconfortados e intentarían por tanto eliminar de su historia lo que para ellos ha sido el peor de los pecados cometidos: entregar su cartera a quien no nació azul.
Muchos son los mensajes que pueden interpretarse con el acto que se llevó a cabo el pasado fin de semana con más de 2 mil militantes blanquizules. Uno de ellos y el más claro es que los yunquistas no dejarán pasar a ningún aspirante a un cargo de elección popular que no sea parte de su gremio y por tanto, la guerra está declarada.
Una última. ¿No debería Francisco Rodríguez dejar su cargo en el CCE, como un acto de congruencia a lo que él mismo ha criticado tanto?
Es pregunta.
La ultraderecha ya decidió
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