En la primera plana del lunes, Intolerancia Diario tituló a ocho columnas: “Atentado morenovallista en contra de burócratas”. Esta nota, firmada por el reportero Jorge Castillo, dejó al descubierto el proyecto para despedir de manera masiva a trabajadores de base, a través de una nueva ley que justificaba los despidos por una simple afectación o insuficiencia del presupuesto estatal.
Fue evidente que la publicación provocó la indignación de un número considerable de trabajadores, quienes presionaron a su sindicato para que los defendiera de este proyecto de ley que atentaba contra sus derechos laborales. Así fue como la rebelión de los trabajadores del gobierno del estado provocó que el mismo lunes iniciara una movilización, que fue titulada por Intolerancia Diario en su edición del martes de la siguiente manera: “Rebelión de burócratas; amagan con ir a huelga”.
De no presentarse esta reacción, la ley hubiera sido aprobada en fast track, tal y como lo han hecho los obedientes diputados cuando reciben línea de la Casona de los Fuertes. Iniciada la rebelión, el líder Héctor Posadas no tuvo más remedio que encabezar las movilizaciones, mismas que fijaron una clara postura que decía: “Ni un paso atrás. Evidentemente, la ira justificada de los trabajadores fue la que obligó al sindicato a recuperar su esencia, para pelear por un derecho ganado a pulso”.
Esta rebelión provocó que en el Congreso del estado los diputados dieran marcha atrás cancelando los artículos que contemplaban los despidos masivos a trabajadores de base, pese a la supuesta inamovilidad que les garantizaba este derecho adquirido. Hay que reconocer al diputado Gerardo Mejía, quien encabezó la postura de desaparecer el artículo en cuestión, oponiéndose a la postura de Alejandro Oaxaca, quien evidentemente obedecía los intereses de Casa Puebla.
Con una cara de pocos amigos, el diputado Alejandro Oaxaca vio cómo se derrumbó el proyecto de ley que presentó para su aprobación ante el Congreso del estado.
El de ayer fue un triunfo contundente de los trabajadores del gobierno del estado, quienes valientemente defendieron este derecho haciendo válido el dicho que reza: “el valiente vive, hasta que el cobarde quiere”.
Ojalá y fueran más los poblanos dispuestos a manifestarse en contra de todos los abusos de los que son víctimas de los excesos y los abusos del grupo en el poder.
 
El prietito en el arroz
Lamentablemente, este triunfo del movimiento laboral se ve empañado por la absurda postura de defender un añejo beneficio sindical que concede a los trabajadores el derecho a heredar las plazas a sus familiares.
Así como sostengo que las bases de los trabajadores son beneficios que garantizan una estabilidad familiar y social, también es cierto que no se puede defender esa canonjía de poder al heredar las plazas. Si las bases laborales son derechos legítimos, el sindicato y los propios burócratas no tienen un argumento sólido para defender esa absurda potestad hereditaria.
Heredar las plazas implica un retroceso y atenta contra la competencia y la profesionalización de la burocracia estatal. Incluso, es parte de la reforma educativa promovida por Enrique Peña Nieto en contra del cacicazgo de Elba Esther Gordillo en el SNTE donde también se heredaban las plazas.