Víctimas de sus propias ambiciones, los miembros del Yunque hoy viven el peor momento desde su conformación, por haber confiado su capital político a quien hoy gobierna este estado.
Para nadie es un secreto que en su afán de sacar de Casa Puebla al PRI, la ultraderecha poblana le empeñó su alma al diablo aceptando una alianza macabra con la izquierda poblana y llevando como candidato a un expriista. Hoy, en el pecado llevan la penitencia, ya que a tres años de distancia El Yunque está a punto de quedarse sin nada.
Para entender mejor este asunto, debemos remontarnos al pasado reciente donde el PAN parecía destinado a perder siempre la elección de gobernador y donde, a cambio, la derecha se despachaba con una serie de prebendas, como jugosos contratos de obra pública, partidas para las cámaras empresariales, cuotas y posiciones políticas, entre muchos otros beneficios.
A valores entendidos, la ultraderecha poblana jugaba a ser oposición, mientras el PRI gobernaba con entera libertad.
Un arreglo de ganar-ganar.
En esa lógica, el PAN sabía que soñar con la gubernatura era una especie de amor platónico, donde debían conformarse con gobernar de manera alternada la capital del estado, además de algunos otros municipios como Tehuacán, Atlixco y San Martín. Sin embargo, la figura cautivadora de Moreno Valle los hizo caer en la tentación, sin saber que la alianza era una simple estrategia para arrebatarles el control del partido.
De esta forma, el mito que se tiene de que El Yunque cuenta con la mayoría de los votos de Acción Nacional en la capital hoy parece derrumbarse, una vez que se han dado a conocer los resultados del refrendo de miembros de Acción Nacional. Estos números demuestran que en anteriores asambleas, como las asambleas de 2007, 2009 y 2010, el PAN apenas llegaba a reunir a mil 500 miembros activos para alcanzar el quórum que señalan sus estatutos, ya que la lista era de 3 mil. Ahora, con la llegada de los nuevos panistas —léase morenovallistas— estos mil 500 se convierten en minoría.
Con la depuración de las listas de panistas activos en Puebla capital, y con la inclusión de los nuevos afiliados, que en su mayoría fueron inscritos por el equipo de operadores del morenovallismo, se calcula que de los 4 mil que hoy conforman el padrón, El Yunque cuenta con aproximadamente mil 200 incondicionales, otros mil pertenecen a grupos distintos y que el resto está en manos del Señor de los Cerros.
En pocas palabras, el próximo candidato del PAN será definido desde Casa Puebla, al estilo de los viejos tiempos del PRI.
Tanto soñaron los yunquistas en sacar al PRI de la casona de Los Fuertes, que el día que lo lograron fue para perder el poco poder que les quedaba.
Bien dicen que nadie sabe para quien trabaja.
La debacle yunquista
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