Seamos felices, a pesar de nuestros tortuosos políticos y sus partidos —si es que a esos informes mazacotes de vividores se les pueden llamar así—. Dejemos, pues, a un lado a los Noroños, a los Bejaranos, a los Monreales, a los Pabilitos Gómez y demás animalitos del Pleistoceno. Mención a parte merece el peligroso saurio terrestre llamado “Pejelagarto”, peligrosísimo lagarto embaucador que convive con las “morenas” y que, fingiendo ser un suave y amoroso pececillo color de rosa, se alimenta de cuanto ser vivo se le atraviesa.