La fiesta va bien, afortunadamente goza de muy buena salud y los pronósticos que prevalecen pintan con colores de buenos augurios. Sobre todo en nuestro México que en el pasado de la fiesta ha sido glorioso y los tiempos por venir auguran nuevos momentos de esplendor. Pero con motivo del inicio del nuevo año no están por demás los buenos propósitos, y a ellos deben unirse las fervorosas peticiones.
Una vez más pedimos al Señor, la Virgen Santísima y su corte celestial que libren a la fiesta, que la mantengan a salvo de sus salvadores y quienes pretenden revolucionarla.
Ya que es bien sabido que durante toda la historia de la tauromaquia han surgido numerosos coletas pretendidamente revolucionarios, que han modificado, descomponiendo o suprimiendo las reglas fundamentales del arte de torear y ninguno de ellos produjo revolución alguna, precisamente porque al pretender revolucionar, prescinden de alguno de los tiempos que marcan la praxis de la tauromaquia, y en estos tiempos, que todos saben, todos pregonan que son tres: citar, templar y mandar, en realidad son cuatro, pues se hace omisión del que representa la construcción de la faena, la lidia perfecta; aquella que levanta al público de sus asientos, aquel tiempo que desgrana la ovación y enrojece las gargantas que entusiasmada grita estruendosos ¡Olés!
El cuarto tiempo es "ligar" y así se cumple el precepto divino del buen torear: citar, templar, mandar y ligar. Ligar es cuando al terminar el pase, el torero queda perfectamente, inequívocamente colocado para dar el siguiente pase en continuidad, ligando los muletazos. Esto es lo que da continuidad a la faena y para ello se requiere de la prestancia, el valor suficiente para mantener los dos pies juntos, sembrados en la arena, y esperar, bien plantado — vaya la redundancia— la nueva embestida, que si el torero permanece en el sitio de la verdad, la verdad del toreo se hará presente. Y esto no ocurrirá si el torero práctica la graciosa huida. Recordemos que las innovaciones de los toreros pretendidamente revolucionarios se quedan en modas y por tanto sin pasajeras.
Al parecer el balance de festejos realizados en el 2012: 509 disminuyó en cantidad de los del 2011 que totalizaron 538, aunque contabilizando sólo las corridas, el número mejoró de 364 a 371 en el finado 2012.
Ojalá y en este año que iniciamos el balance sea mejor, al menos la temporada mexicana del centauro Pablo Hermoso de Mendoza hace abrazar buenos augurios, actualmente su programación es de 45 festejos y puede extenderse a más, así lo promete, con una buena cantidad de oportunidades para integrar carteles con toreros de casa; de ellos, Fermín Spínola ya se anota con 20 paseíllos al lado del caballero esteles.
Por lo pronto, este domingo en La México con dos toreros de clase; Fermín Rivera y Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea”, completando el cartel Cristian Ortega, la cosa promete.
Vayan nuestros deseos porque desde su inicio, el 2013 sea de triunfos, de muchos triunfos. Aunque sea un año en 13, número cabalístico; pero por ello los toreros apuestan a que la buena fortuna campee durante todo el año. No por algo muchos dicen no creer en supersticiones, pues como bien decía el Rey David Silveti: ¡“Ser supersticioso, es de mala suerte”!
Que este año, los salvadores de la fiesta, ¡No intenten salvarla!
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