Las actitudes del Señor de los Cerros rayan en el exceso y es una clara muestra de que el poder transforma a los individuos.
Para muestra, un botón: en la explanada del Centro Integral de Servicios y Atención Ciudadana, CIS de Tehuacán, se instaló un monumento con las iniciales de Moreno Valle. Sin duda, el gobernador ha caído en la tentación de los políticos que llegan al poder y quieren perpetuarse para siempre.
Tal como sucedió con Saddam Hussein que, para demostrar su fuerza y poder, mandó construir innumerables estatuas por todo Irak. Hace casi 10 años. Con la desaparición de una dictadura cruel, la estatua de Saddam Hussein en la plaza Firdos de Bagdad se venía abajo entre gritos y aplausos. Las televisiones de medio mundo estaban retransmitiendo en directo esa imagen.
Un caso más es el presidente venezolano Hugo Chávez. Su imagen se ve por doquier: en calles, carteles, murales, hasta en camisetas. Su voz se escucha desde los televisores exclamando: “¡Yo soy un pueblo!”
El culto a la personalidad que Chávez desde hace tiempo ha desarrollado llegó a un nuevo apogeo, momentos en que el gobernante lucha contra un misterioso cáncer del cual el gobierno no ha dado detalles.
Incluso, han surgido murales nuevos o diseños pintados en paredes, mostrando únicamente los ojos del mandatario y la frase: “Yo soy Chávez”.
Rafael Moreno Valle empezó con ese trastorno que afecta a los hombres en el poder.
Como se ve en la fotografía, las iniciales de la explanada del CIS Tehuacán son claras: una “M” de Moreno y una “V” de Valle.
Espero que todo quede ahí.
Y no empecemos a ver por diferentes partes del estado estatuas del gobernador. O murales con el rostro de Moreno Valle.
Todo puede suceder.
Egocentrismo del morenovallismo
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