Insisto, lectora, lector querido: Yo no tengo nada contra la “izquierda”, es más, pienso que todos los partidos políticos tienen –o cuando menos deberían tener- una base social. Es decir, un gobierno socialista servirá a la sociedad en su conjunto, auxiliando, desde luego, primeramente a aquellos que menos tienen, sin que por esto se lleven entre las partas a aquellos que pudieran ser un poco más afortunados.
La bronca es que el verdadero socialista debe ser un ser pensante y profundamente humano, cualidades que por desgracia no aparecen en nuestros “socialistas” latinoamericanos que, para lograr sus objetivos de poder, son capaces de cualquier cosa, inclusive de seguir los pasos de Goebbels, el malévolo propagandista del partido Nazi de Hitler, de los años 40…
Goebbels propuso 11 principios propagandísticos para alcanzar la victorea Nazi…A ver si estos cinco no te suenan “morena y madura/mente” conocidos.
Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".
Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.
Si te interesa conocer los otros seis principios, sólo prende la tele y escucha los discursos de nuestro brillantes y originales “socialistas”, que repiten como pericos alcoholizados las diatribas de los líderes de los años cuarenta y cincuenta.
Si Goebbels viviera, propondría hacer del candidato político la reencarnación de un ser divino, ejemplo de amor, de paz y de concordia… ¿Dónde he oído eso?