Tal parece que todos los actores políticos en Puebla están empeñados en poner de su parte para que el proceso electoral que habrá de llevarse a cabo este año, en vez de dirimirse mediante el voto de los poblanos se tenga que dirimir en los tribunales.
El Instituto Electoral del Estado, que debiera ser el garante de que el voto de los poblanos será respetado en las urnas, por ningún motivo da dicha confianza y menos con las decisiones que ha venido tomando, las cuales afectan su credibilidad.
El siempre bien enterado periodista Arturo Luna Silva documentó perfectamente los graves problemas por los cuales atraviesa la empresa Proisi, que fue contratada por el IEE de Puebla para que se encargue de estar al frente del Programa de Resultados Preliminares (PREP), la cual tiene amplia experiencia en “caídas del sistema” en elecciones como Veracruz, Oaxaca, Yucatán, Baja California y Tamaulipas.
En una elección tan cerrada, como se espera que sea la que se efectuará el 7 de julio, será fundamental contar con un juez imparcial y que dé muestras en todo momento de tener todo bajo control, y el IEE de Puebla dista mucho de ser eso.
Por si fuera poco, en nada abonan a la poca credibilidad que tiene el Instituto Electoral del Estado situaciones como la que el pasado miércoles ocurrió en el Instituto Electoral y de la cual dio cuenta el periódico Reforma en la columna de Fray Bartolomé, la cual cito.
Vaya oso que vivieron ayer los consejeros del Instituto Electoral del Estado de Puebla, que encabeza Armando Guerrero.
Resulta que realizaron un simulacro para indicar la forma en la que se deberá de votar en la elección del 7 de julio y, a la hora de contar las boletas de muestra, ¡no les salieron las cuentas!
Los árbitros electorales distribuyeron 200 papeletas entre los participantes para mostrar como se deben de marcar, doblar y depositar en las urnas.
Nomás que cuando sacaron los sufragios simulados para contarlos, faltaron 46 boletas que quién sabe a donde fueron a parar.
Y no es por intrigar, pero quienes son fieles creyentes de los augurios, afirman que lo ocurrido ayer, además de penoso, sienta un muy mal precedente.
Ojalá que para la elección de 217 alcaldes y 41 diputados locales, que si contará, no falten —ni muchos menos, sobren— boletas ya cruzadas por los ciudadanos.

Hasta aquí la larga pero necesaria cita.
El actual consejo general de IEE es de pena ajena, y no son garantía de que en Puebla se vaya a desarrollar una elección limpia. Así de contundente.
Su torpeza en algunos casos y la mala fe de algunos otros de sus integrantes hacen el coctel perfecto para que, si el resultado no favorece a alguno de los dos principales contrincantes, éstos recurran a los tribunales, pero no al de acá —que está igual de mal que el IEE—, sino a la justicia federal, la cual es la última instancia.

Se preparan para la judicialización
Ambos equipos se dieron cuenta de que las cosas se comienzan a poner difíciles y que ante este escenario es necesario contar con un buen equipo de abogados en materia electoral.
Ambos buscan ganase el favor de los mejores despachos de abogados y buscan “cabilderos” que puedan acercarlos con alguno de los magistrados del Tribunal Electoral de la Federación o, mínimo, con integrantes de las salas regionales.
Tratan de ganarse los favores de estos ministros o de contratar a despachos que bien hayan ganado casos importantes, o que tengan una relación muy directa con los magistrados del Trife.
Cada quien anda en lo suyo para tratar de cerrar el círculo y de esa forma prepararse para lo que parece inminente: la “judicialización” de un proceso electoral, que tal parece será decidido en los tribunales y no en las urnas.