¿Será que la famosa veda electoral que impide a funcionarios públicos hacer “alharaca” del trabajo que realizan imposibilita a la Contraloría del Estado para abrir una investigación contra servidores públicos que se han enriquecido de manera indebida, como le ocurre al director de la Policía Ministerial del Estado (PME), Juan Luis Galán Ruiz, quien fue acusado por sus subordinados a través de una carta enviada a esta columna, de haber adquirido una lujosa casa y un vehículo —también de lujo— con su salario de director?
Puede ser también que el gobierno de Puebla en estos momentos de contiendas electorales no tenga la intención de armar un escándalo llamando a cuentas a un servidor público que ha tenido un oscuro desempeño, porque esto afectaría el ánimo de muchos poblanos, quienes de por sí están arrepentidos de haber escogido a autoridades que los metieron en las estadísticas de secuestros, desapariciones, “levantones”, ejecuciones y otros delitos graves.
Lo cierto es que la corporación de agentes investigadores se encuentra en total declive moral y es necesario que los protagonistas de abusos y de excesos sean investigados, sobre todo porque la PME es una de las corporaciones de mayor importancia en materia de seguridad pública, porque es la que se encarga de auxiliar al Ministerio Público en investigaciones y éstas definen la suerte de quienes resultan implicados.
Urge, entonces, una “limpia”.
 
¿Totalmente palacio? 
Por cierto, a quienes piensan que la presencia de don Juan Luis Galán en las zonas donde ocurren asaltos a cuentahabientes es por la preocupación del funcionario tras la incidencia delictiva, les comento que están equivocados.
Usted debe recordar un asalto donde hubo disparos de arma de fuego frente a un Banorte.
El jefe de los ministeriales se presentó en la zona no para dirigir las investigaciones o para justificar el salario, fue para acudir al Banorte  y solucionar trámites bancarios muy personales, luego se retiró pero aprovechó para “tirar rostro” y tratar de justificar su salario.
 
Otro que se vacila al gobierno de Puebla
Por cierto, sabrá el señor gobernador —o por lo menos su secretario de Gobierno— que en la PGJ les están haciendo “de chivo los tamales”.
Otro documento llegado a esta columna comenta que el señor Gustavo Luis Huerta Yedra, “flamante” fiscal regional, decidió abandonar su empleo para dedicarse a otras actividades, eso sí, sin dejar de recibir cada quincena su cheque, como si estuviera trabajando.
Sabrán estas autoridades que quien realiza las actividades de don Gustavo Luis es nada menos que Benjamín Albores Manzo, quien además es titular de la Dirección General para la Atención a Delitos Relacionados con Servidores Públicos y quien, por cierto, no ha hecho un solo extrañamiento legal por el abandono de empleo de su “cuachirón chilango”.
Lo dicho, “la ropa sucia se lava en casa”.
 
Dónde está el detenido de la Voyager…
Usted debe recordar la faustosa conferencia de prensa donde el director de la Policía Ministerial, Juan Luis Galán, informó de la detención de un presunto asaltante de cuentahabientes:
 
24 de mayo de 2013
De verdad, un servidor espera que la movilización por parte elementos de la Policía Ministerial del Estado (PME) en la zona de Plaza Solé, que se ubica en calzada Zavaleta con la Recta a Cholula, para que la detención de un presunto asaltante a cuentahabientes, identificado como Joel Aveldaño Olmos, de 31 años de edad, rinda los frutos que se esperan y que no vaya a ocurrir que este sospechoso termine a disposición del Ministerio Público por “portación de objeto prohibido y cohecho”, como acostumbran cuando no pueden justificar una detención, sobre todo cuando uno de los agentes ministeriales soltó dos balazos para obligar a que este hombre se detuviera.
Las justificaciones del director de la PME, Juan Luis Galán Ruiz, de que el detenido “puede ser” responsable de atracos a cuentahabientes porque iba a bordo de una camioneta Voyager, “que ha sido vista en estos delitos”, se antoja extraña, sobre todo si todos saben que en estas felonías los delincuentes se movilizan principalmente en motocicletas y vehículos compactos, amén de que entre sus pertenencias no le hallaron ningún arma de fuego, aunque no se descarta que de repente “le aparezca” una navajita de la que los agentes guardan entre sus pertenencias, “por si acaso”.
 
¿Dónde está este sospechoso, arraigado, consignado, libre… dónde?
Nos vemos cuando nos veamos.