Esta noche, mientras se lleva a cabo el debate entre los candidatos a la presidencia municipal de Puebla —Enrique Agüera, Tony Gali y Miguel Ángel Ceballos— no habrá sorpresas. La exposición de proyectos no será otra cosa mas que eso, una llana y simple exposición de sus buenas intenciones para mejorar la capital.
Nadie duda que quien aspira a gobernar un pueblo tenga firmes deseos de mejorar la calidad de vida de un lugar; sin embargo, como en todos lados y niveles, el poder enferma tanto que la mayoría de las veces esas buenas intenciones terminan por desaparecer.
Los tres candidatos de las coaliciones 5 de Mayo, Puebla Unida y el Partido del Trabajo son personajes que han trabajado por ganarse la confianza de sus votantes. Los dos primeros, con posibilidades de triunfo reales, han sido víctimas de campañas “negras” que coinciden en un sólo tema: enriquecimiento ilícito. Uno presuntamente abusando de su cargo como rector de la Autónoma de Puebla y el otro como Secretario de Infraestructura en el estado. Los dos tienen sembrada la duda por sus respectivos detractores y en la mente del voto indeciso que aún rebasa los 20 puntos.
Es cierto que esta noche Enrique Agüera y Tony Gali tienen en sus manos la oportunidad de convencer a aquellos que vean el debate y no hayan decidido por quién votar; sin embargo, también corren el riesgo de perder a aquellos que hasta hoy planeaban emitir su simpatía hacia alguno de ellos. Cualquier error, cualquier mala respuesta, cualquier gesto podría perjudicarlos.
El cerrado empate técnico en el que se ubican los aspirantes a gobernar Puebla los obliga, a ambos, a utilizar estrategias que capten la atención del posible votante. La “guerra sucia” de las últimas dos semanas provocó no sólo el desencanto de los ciudadanos, sino el hartazgo político y la duda.
¿Usted cree que los asesores de dichos personajes los aconsejaron para utilizar el tiempo de exposición en agresiones, descalificaciones o cuestionamientos sobre el tema del dinero? Por supuesto que no. Ambos llevan la firme y clara encomienda de enfocarse en sus respectivas propuestas de gobierno. Por eso en el debate no habrá debate.