Para quienes no lo conocieren, se presentó así: “Soy José Álvarez, Juncal, matador de toros, natural de Carmona y enrazado con Mazarrón, provincia de Murcia”. Misma fórmula que utilizó para presentarse en pantalla en la ya mítica serie Juncal, misma que inició su rodaje hace justo 25 años, serie que inmortaliza y convierte en verdadero icono de la torería a Francisco Rabal, quien en la serie, al decir de la crítica, ha estado “más artista que Belmonte y más valiente que Espartero”; en su papel de Juncal comulga con su personaje en tal forma que es difícil, imposible encontrar los límites entre el actor y el ya celebérrimo personaje. Toda una filosofía de vida, una forma y manera de vivir al más puro estilo de “mataor de toros, conquistador de doncellas y enamorado perdido de mujeres maduras, de buen trapío y con arrobas de carnes”. 
Con Búfalo, su fiel escudero, tiene diálogos inmortalizados, de una belleza torera de vueltas al ruedo, al confesarle que piensa escribir sus memorias y pidiéndole que le refresque la memoria, dice a Búfalo: “Tú, sales ahí. Si, tú, cuéntame lo del Puerto de Santa María”
“Yo tenía siete años”, hace recuerdos Búfalo. “Cuando me llevó mi padre por primera vez a los toros, y toreaba un torero muy grande, José Álvarez Juncal”. Vertiendo la mente en los recuerdos, Juncal pregunta: “¿Y, como iba yo vestido, Búfalo de mi alma?”. Solemne es la respuesta: “¡De nazareno y oro!”. “De luto por la muerte de mi madre, que en paz descanse”.
Y sin perder solemnidad, Búfalo continua: “Cuando tocaron a matar al quinto toro, Bocanegra, se llamaba… José Álvarez con la muleta plegada en la mano izquierda y el estoque en la derecha, llamó al toro y le pegó el pase cambiado más bonito que está en los escritos… Aquella plaza parecía un manicomio. Y mi padre me decía: Niño, a ver si te enteras de lo que éstas viendo, que no lo vas a volver a ver en tu vida. Más despacio que el Paso del Cachorro”, haciendo alusión a la lentitud con la que este túmulo del Cristo del Cachorro recorre las calles de Sevilla, “entró a matar”. Juncal remata y concluye: “¡Ah, que, sí que es bonita la muerte del toro bravo!”
Jaime de Armiñan logró en su realización de la serie Juncal la materialización de mil sueños vertidos en cuentos, contando con el inquieto Fernando Fernán Gómez. Con Rabal participan en el reparto Lola Flores y Luis Miguel Calvo
La contagiosa música de “El gato montés” enmarca sonoramente la trama. Los diálogos con el decir sentencioso del cautivador Juncal son la parte que el recuerdo taurino conservará para siempre, va de muestra: “Las prisas para los delincuentes y los malos toreros”.
De la muy gustada teoría de la encarnación, le dice a Búfalo: “Que cuando uno se muere, no se muere, o sea que vuelve al mundo en el cuerpo de otro o de un animal". E insiste: “Por ejemplo, tú vuelves al mundo de obispo de Lucerna”. Responde Búfalo: “No me veo yo de obispo. Y usted, ¿qué sería?”. Juncal sentencia: “Matador de toros. ¡Mil veces que naciera!” Y pregunta insidioso: “¿Y, tú?”. A lo que su amigo, confidente y limpiabotas responde: “¡Su mozo de espadas!”. Juncal remata: “¡Eso quería oír!”
Por último, sabedor de la realidad y que espera en algún albero o en el campo mismo, que ese día tiene que llegar: “Cuando se acerque el aniversario”, de su fallecimiento, claro, y refiriéndose a la obligada visita a su tumba, dice a Búfalo: “No me lleves flores; llévame el programa oficial de la Feria de Abril”.