La desaceleración en China ha comenzado y los mercados mundiales se encuentran a la expectativa.
China ha entrado en una etapa de desaceleración que pone atentos, mas que las grandes potencias, a sus principales exportadores, ya que este efecto le atraerá grandes cambios. Países como Venezuela, Perú, Brasil, Canadá, Japón y Estados Unidos verán una afectación directa, ya que la etapa que está viviendo China provoca menos importaciones por parte de sus empresas.
Tras un periodo de desaceleración, en China “los signos de la presencia de un punto de inflexión son más fuertes” que en diciembre, explicó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La desaceleración que vive China genera desconfianza en los mercados. Una situación que se refleja directamente en los commodities, situación que afecta directamente a Sudamérica, ya que son el principal destino de exportación del cobre.
Los expertos señalan que esto provoca incertidumbre y preocupación, sin embargo, debería normalizarse dentro de las próximas semanas.
La evolución de la economía asiática, que marcará el futuro de la divisa mundial, se conocerá en los próximos informes sobre su producción e inflación industrial.
Todo esto ha generado, gracias a la especulación financiera, que precios como el del oro y la plata haya registrado una baja, todo esto sumado a las desaceleraciones de mercados emergentes nos pone a pensar en la posibilidad de un crecimiento real del llamado Memo (Mexican moment).
Ahora la economía de la India se está desacelerando, al igual que la economía brasileña. Esto es el resultado de la lentitud del crecimiento de las economías estadounidense y japonesa, y la crisis abierta en Europa. Dada su integración parcial con el capitalismo mundial, China no puede sino verse seriamente afectada por este desarrollo.
Esto plantea bruscamente la cuestión de qué medidas se deben tomar para proteger a la economía china y a los/as trabajadores/as y campesinos/as chinos/as de la desaceleración. ¿Dependerá el liderazgo del mercado capitalista, o retrocederá y fortalecerá la intervención y la planificación del Estado, dando además ayuda a las masas que se verán afectadas por esta desaceleración?
Los riesgos de un aterrizaje suave ya han comenzado a provocar efectos en los países emergentes. Y tal como la crisis asiática de 1997-1998 originó un cambio significativo en la orientación político-económica de estos países (en lugar de producir bienes de consumo para Europa y Estados Unidos pasaron a producir componentes para las fábricas de China y Japón), estos países deberán vivir su propio proceso de cambio. Todo indica que la globalización entrará en “cuarentena” y que el comercio global sufrirá una contracción más significativa que los bloqueos o embargos.
A modo de ejemplo, Brasil y Australia han comenzado a verse afectados por la caída de sus exportaciones a China. Australia sufre el declive de sus exportaciones de carbón y Brasil vive el descenso de sus exportaciones de mineral de hierro. El carbón es el elemento básico para la producción de acero en China pero si las fábricas comienzan a cerrar se hace menos necesario, al igual que el hierro. Las plantas acereras de China viven su mayor declive y han visto caer su producción a los niveles más bajos, producto de la debilidad de la demanda externa. Sin duda que la caída en la demanda de hierro y carbón será un duro golpe para las economías de Brasil y Australia.
En toda esta perspectiva mundial México cuenta con fortalezas para realizar una economía fortalecida y líder en Latinoamérica, el llamado Memo, no es otra cosa más que la especulación de un crecimiento macro y micro económico en nuestro país a la expectativa de las reformas energéticas y hacendaria que se están planteando. México puede convertirse en un socio principal de China superando por mucho a Brasil, Australia y Chile.