El fantasma del abstencionismo ronda sobre la jornada electoral del próximo domingo, en la que se elegirán 217 presidentes municipales y 26 diputados locales.
El desinterés de los ciudadanos por acudir a las urnas es cada vez mayor. Las campañas electorales —que concluyeron el pasado miércoles— fueron incapaces de motivar la participación ciudadana y, por el contrario, inhibieron el sufragio.
La exagerada “guerra sucia” orquestada por los estrategas políticos de ambos bandos desmotivó a los electores, que siguen esperando saber cómo van a resolver las problemas que aquejan a la ciudad.
Incluso, después del cierre de campañas, existen denuncias sobre llamadas telefónicas realizadas por supuestos promotores del voto, de uno y otro bando, pidiendo —claro está— el respaldo expreso para la jornada electoral del 7 de julio.
De acuerdo con dichos reportes, las llamadas son realizadas en dos momentos: durante el día en diferentes horarios para generar una percepción de acoso, así como en altas horas de la noche.
Ambos bandos rechazaron ser los autores de estas irregularidades y se deslindan de estas acciones.
Pero la realidad está ahí. Las llamadas existen y, lejos de contribuir a la participación ciudadana, provocan encono y alejamiento de los centros de votación.
Otro factor que inhibe la participación ciudadana es la intromisión del gobierno estatal en el proceso y la dependencia del Instituto Electoral del Estado al Ejecutivo, factores que sólo provocan desconfianza.
En este escenario, los poblanos estamos convocados a ir las urnas el próximo domingo.
Veremos si fuimos capaces de romper con el abstencionismo.
Esperaremos y diremos.
La sombra del abstencionismo
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