Siempre desmemoriados, los poblanos parecen haber olvidado todas las promesas que en campaña sirvieron para convencerlos de votar por el hoy gobernador.
Un breve sondeo entre algunos poblanos nos permitió constatar que no recuerdan, ni por nombre, el proyecto de que en Puebla se desarrollaría la primera “Ciudad Verde de América Latina”.
Sin duda, promesas como la Ciudad Verde como el prototipo de un desarrollo ecoturístico y los comedores comunitarios para erradicar la pobreza le generaron bonos electorales a Rafael Moreno Valle, quien de antemano sabía que los ambiciosos proyectos terminarían en el cesto de basura de su lujosa oficina de Casa Puebla, sabedor de la dominante amnesia política de quienes habitan este estado.
Afortunadamente, una hemeroteca como la de Intolerancia y el trabajo de los reporteros de este rotativo nos permiten refrescar esas memorias al retomar las falsas promesas del Señor de los Cerros.
El reportaje principal de este día en Intolerancia Diario deja en claro que el entonces candidato le tomó el pelo a un nutrido grupo de electores, quienes confiaron a ciegas en proyectos como la Ciudad Verde de Valsequillo, tal y como en días pasados lo escribiera en su columna Ricardo Morales, información que de manera ampliada nos presenta el reportero Francisco Sánchez Nolasco.
Y aquí es donde surgen las preguntas:
¿En donde diablos están las activistas que utilizaron la ecología como bandera para ganar popularidad social?
¿Le suenan a usted los nombres de Verónica Mastretta y Amy Camacho?
¿Qué papel jugaría en este momento doña Verónica si no fuera regidora por la alianza Compromiso por Puebla?
Es evidente que la famosa defensora de la ecología en Puebla utilizó su “interés” por los temas ecológicos para beneficiarse personalmente.
Tristemente, ahora que es regidora dejó a un lado su espíritu de luchadora para convertirse en una dócil funcionaria, quien además ya sueña con sumarse al próximo gabinete municipal para seguir viviendo del erario.
Es una vergüenza que se haya vendido como la gran defensora del medio ambiente, cuando en realidad sólo buscaba una posición en el gobierno y, ahora que pertenece al círculo del poder, sea incapaz de exigir que el gobernador cumpla con la promesa de rescatar Valsequillo y Necaxa.
Y pensar que hace seis años a la señora casi le da un infarto porque en el Jardín del Arte movieron unos metros un lago artificial.
Mención aparte merece Amy Camacho, quien —por obvias razones— era la principal promotora del rescate de Valsequillo, ya que después de haber aceptado incorporarse al gabinete morenovallista y desde esa posición lograr su objetivo, hoy no es capaz de levantar la voz, ya que conoce los arranques de su exjefe, quien es capaz de mandarle a clausurar Africam Safari si la señora hace la más mínima declaración por el incumplimiento de rescate del lago de Valsequillo.
Así las cosas, los poblanos quedamos en estado de indefensión, toda vez que de las dos “voces autorizadas” para exigir la ejecución de los proyectos verdes, una es hoy la principal cómplice del gobierno morenovallista y la otra terminó aislada, tras haber renunciado al gabinete estatal.
Salvo en algunos espacios de medios periodísticos como el que tiene usted en sus manos, difícilmente se denunciarán las promesas incumplidas del gobernador Moreno Valle.
Por lo pronto, le seguiremos recordando su célebre frase: “Si no cumplo, me voy”.
¡Se está usted tardando!