Nadie en su sano juicio puede poner en tela de duda la inminente elección de Alfonso Esparza Ortiz como nuevo rector de la máxima casa de estudios. Sobre todo luego de recibir una serie de espaldarazos y señales al más alto nivel, como se estila en estos casos, los cuales van desde el gobernador Moreno Valle hasta el rector de la UNAM, Francisco Narro Robles, quien recibió ayer el doctorado honoris causa por parte de la máxima casa de estudios en el estado.
¿Por qué Esparza? Esa es la pregunta. Y la respuesta es simple: es el hombre que garantiza la estabilidad al interior de la máxima casa de estudios en el estado y quien conoce mejor que nadie las entrañas de la “ballena”, ya que ha vivido en su interior desde hace 25 años.
Dentro del pragmatismo político que hoy se vive en el estado, en donde no importan los colores ni las ideologías, sino los resultados que se puedan dar y que definen el valor que cada actor político tiene, Esparza es quien la garantiza los mejores resultados al actual régimen.
Para qué improvisar y exponerse a probar con otros personajes, si el extesorero, exsecretario general y académico es quien garantiza los mejores resultados al frente de la máxima casa de estudios en el estado, la cual tiene características propias que la pueden hacer un foco de inestabilidad en caso de no acertar y abrir las puertas a otras corrientes que desde hace muchos años duermen el sueño de los justos.
Pero no es sólo esto, Esparza Ortiz también ha hecho su trabajo, y el principal fue garantizar la neutralidad de la máxima casa de estudios en el pasado proceso electoral y tejer las alianzas necesarias con los personajes necesarios para garantizar su postulación.
Durante el proceso —y una vez concluido éste—, Esparza consolidó los nexos que tejió, de tal modo que se ganó la confianza del inquilino de Los Fuertes, el cual no tiene ningún interés en provocar un problema en donde no lo hay.
Nada parece impedir que el día 4 de octubre Alfonso Esparza Ortiz se convierta en el rector de la máxima casa de estudios para un periodo de cuatro años y no sólo de manera interina.
De manera natural, el esparzismo cubrirá el hueco dejado por el agüerismo, el cual a su vez llenó el del dogerismo y así, porque la historia es una espiral, como bien me explicara mi amigo Alejandro Montiel hace unos días, en donde cada ciclo se cierra para empezar uno nuevo.
 
Gali, subsecretario
El diputado local por el distrito en Puebla Antonio Gali López solicitó licencia para separarse de su cargo y hoy tomará posesión como nuevo subsecretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico.
El joven diputado, que llegó al Congreso local cobijado bajo las siglas del PRD, tiene un amplio futro por delante, labrado a pulso desde que en el 2010 se apostó a favor del proyecto morenovallista y aceptó la postulación a la diputación local por el distrito 3 de Puebla, misión que en ese momento se antojaba más que imposible.
Gali no sólo ganó, sino que superó todas las expectativas, y posteriormente realizó una destacado papel en el Congreso local, lo cual lo llevó a ser coordinador de los diputados del partido del Sol Azteca y presidente de la mesa directiva del periodo que recientemente concluyó, así como presidente de la Comisión de Presupuesto y miembro de la Junta de Coordinación Política.
Ahora Gali tiene por delante un nuevo reto dentro de la administración pública, el cual seguramente cumplirá con creces, porque ese es precisamente el perfil del joven político, el mundo empresarial, así como la promoción y la generación de empleo.
El nuevo cargo de Gali para nada le es extraño, en él ha vivido los años que lleva de vida y sus relaciones locales y nacionales son inmejorables. La subsecretaría parece ser sólo un paso más dentro de la ascendente carrera de este joven, llamado a ser —como lo dije desde hace mucho tiempo— personaje a seguir, al menos en los próximos años para Puebla.
Algo a destacar de Tony Gali, además de su juventud, es el equilibrio emocional del que goza a su corta edad, lo cual no es fácil de encontrar entre su generación.