Tal vez suene retórico pero México vive momentos cruciales en su historia moderna, en su transformación para poder hacer frente a los retos del mundo globalizado, insertado en la revolución tecnológica que representa el uso de las más modernas herramientas en materia de comunicación.
No es casualidad lo que ocurre, las marchas y las movilizaciones obedecen sin duda a quienes se oponen al tema de las reformas y no es gratuito; durante casi doscientos años los mexicanos nos hemos pasado el tiempo debatiendo sobre que tipo de país queremos.
Luego de lograr la independencia de España, dos grupos y dos visiones siempre han estado en perpetua lucha, lo cual ha retrasado el avance del país dividiendo opiniones y, reitero, perdiendo valioso tiempo en el cual lo único que se ha logrado es perpetuar la pobreza y el atraso.
Es cierto que todos los modelos implementados y experimentados en esta joven nación han tenido sus fallas y sus consecuencias, pero creo que es el momento de tomar en serio las cosas y definir cuál es el rumbo y qué tipo de país es el que queremos.
Los procesos de privatización que se han realizado en nuestro país han fracasado de manera rotunda, no han sido exitosos ni tampoco han contribuido a disminuir la pobreza y el atraso, porque han sido para beneficiar sólo a unos cuantos.
En ese sentido, quienes se manifiestan en contra de este modelo tienen su parte de razón. Pero por qué no darnos hoy una nueva oportunidad y vigilar que las grandes reformas cumplan realmente con su cometido y evitar que las camarillas y los grupos de poder sean los únicos que se beneficien con la riqueza de México.
Realmente ésta puede ser la última llamada, el tiempo se agota. El presidente Enrique Peña Nieto también debe hacer su parte, debe demostrar que es un hombre acorde a los tiempos que vive el país y no derrochar, como lo han venido haciendo él y su equipo, el bono democrático con el que llegó luego de la elección del pasado 7 de julio de 2012.
El país vive momentos críticos, no hay mejor fórmula para el gobierno federal que demostrar que la inseguridad va a disminuir de verdad, que la ingobernabilidad que se ha presentado sólo es producto de las circunstancias y no de una mala conducción del país o, peor aún, de inexperiencia, que la economía realmente va a mejorar y que está en buenas manos, que la transparencia llegó para quedarse y no para retroceder —como aparentemente se quiere—, que la corrupción se va a erradicar y que los gobernadores volverán a ser administradores de sus entidades y no señores feudales dueños de la horca y cuchillo en cada una de sus entidades.
Tal vez parece que ésta puede ser una carta a los reyes magos, pero por qué no soñar en que esto puede ser real, por qué no creer y en vez de perder el tiempo en luchas estériles nos dedicamos a construir un mejor país.
 
Blanca en tribuna
La senadora poblana Blanca Alcalá Ruiz fue quien se encargó de fijar la postura por parte de su grupo parlamentario en el inicio del periodo de sesiones del Poder Legislativo.
Alcalá sigue siendo la legisladora poblana que mejor cartel mantiene a nivel federal y así quedó demostrado, ya que fue por indicaciones directas del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y del coordinador de su bancada, el senador Emilio Gamboa, que Alcalá recibió la encomienda y distinción para poder hacer uso de la palabra en la más alta tribuna del país.
La senadora priista se mantiene como una figura a nivel nacional y con buenos apoyos, aunque al parecer nadie es profeta en su tierra: Alcalá brilla más fuera que dentro de Puebla; ni hablar, así suele pasar con muchos poblanos.
 
El desplegado de doña Amparo
Resulta interesante leer el desplegado que este domingo publicó la señora Amparo Espinosa Rugarcía, titulado: “A 31 años de la expropiación de la banca mexicana”.
El desplegado dice lo siguiente: “El miércoles 1 de septiembre de 1982, en su último informe de gobierno, José López Portillo, entonces presidente de México, expropio la banca mexicana, sin consultar al Congreso de la Unión, mediante una decisión de poder omnímodo guardada en secreto por unas cuentas personas.
”Al estatizar la banca mexicana modificando la constitución a posteriori, el primer mandatario sembró incertidumbre jurídica y desconcierto financiero en el país y aniquiló, de paso, una generación de banqueros mexicanos de prestigio internacional.
”Ese día, tanques fueron apostados a las puertas de las instituciones bancarias y, por órdenes del presidente, el Ejército Mexicano le impidió la entrada al personal, se decía que en el zócalo se quemarían efigies de los banqueros mexicanos, a manera de judas.
”En un ambiente enrarecido, el siguiente lunes 6 de septiembre inició la etapa de la banca mexicana estatizada y hombres en su mayoría ajenos al oficio bancario se dieron a la tarea de operarla.
”Tras sólo 9 años de manejo político, el gobierno mexicano se vio en la necesidad de reprivatizar las instituciones expropiadas y, con un criterio básicamente monetario, las vendió a los mejores postores con los resultados de todos conocidos.
”Hoy nuestro sistema bancario, aunque capitalizado, esta (prácticamente) en manos extranjeras.
”Por su autoritarismo, las irregularidades de origen y la envergadura de sus secuelas, la expropiación de la banca del 82, no debe olvidarse.”