Al parecer, al actual inquilino de Casa Puebla ya le comienza a preocupar su sucesión gubernamental, en la cual ya trabaja de manera adelantada tratando de perfilar a tres personajes, cada uno con sus propias características y diferentes antecedentes.
El primero en la lista es el secretario general de Gobierno, Luis Maldonado Venegas, quien ha hecho una excelente labor dentro de la administración pública y como enlace ante el gobierno federal. Sin duda, Maldonado se ha posicionado como uno de los hombres más cercanos al gobernador y, aunque es originario del estado de Veracruz, a nadie le debe de extrañar que pronto pudiera solicitar al Congreso del estado la ciudadanía poblana. Es un hombre clave al interior del gabinete. Desde su paso por la Secretaría de Educación Pública, Maldonado tiene buena relación con el gobierno federal y con el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, con el cual tiene una añeja amistad.
Los círculos federales no son ajenos a este hombre, el cual acumula horas de experiencia en el ámbito de la administración pública, en su paso por la Subsecretaria de Gobernación Federal y la Sedesol. Ha sido diputado federal y senador de la República; sin duda, es el que cuenta con el currículum más amplio dentro de la administración estatal.
Luis Maldonado es una carta importante rumbo a la sucesión gubernamental, y un punto a tomar en cuenta es que, a pesar de su basta experiencia, apenas tiene 55 años de edad. Su hándicap en contra es única y exclusivamente el no ser poblano de nacimiento, pero para la minigubernatura éste no puede ser mayor impedimento.
Otro que se perfila para poder estar en la puja es el exsecretario de Salud y ahora diputado local electo, Jorge Aguilar Chedraui, quien se perfila para convertirse en el líder de la próxima Legislatura a inicios del próximo año.
Joven aún, Aguilar tiene experiencia dentro de la administración pública, a pesar de no haber cumplido los 40 años. El diputado electo ya trabajó en Finanzas, fue secretario particular del hoy gobernador en su paso por esta dependencia y también fue delegado del ISSSTE en Puebla, además de haber estado al frente de la Secretaría de Salud.
Precisamente el futuro de Aguilar Chedraui está ligado a su posible arribo a la Legislatura local como presidente de la Junta de Coordinación Política; si se da su llegada, tendrá un escaparate importante para poder mantener su presencia y recorrer el estado posicionando su figura.
Aguilar Chedraui sería una pieza importante ya sea rumbo a 2016 o incluso hasta 2018, el año de la gubernatura de los seis años.
La más reciente ficha del morenovallismo es el secretario de Infraestructura, Cabalán Macari Alvaro, el amigo del gobernador y quien ha comenzado a recibir un apoyo mediático pocas veces visto.
Al parecer Cabalán Macari quiere seguir los pasos de su antecesor en la dependencia, Antonio Gali Fayad, quien salió de Infraestructura para hacerse de la candidatura del PAN a la presidencia municipal de Puebla.
Sólo que Gali ya tenía bastantes antecedentes dentro del mundo de la política y de la administración pública, y a Cabalán sólo se conoce por su actividad como presidente del partido magisterial Nueva Alianza en 2007 y por su paso en la Secretaría de Administración. No obstante, es una carta a la que hoy se le quiere dar juego, precisamente, con la intensión de que comience a construir a futuro.
Esas son las tres cartas fuertes con las que el morenovallismo comienza a construir la sucesión rumbo a 2016 y 2018, tal vez en el futuro se pueda agregar una más para conformar un póquer, pero al parecer de uno de estos tres saldrá la carta para la minigubernatura.
Tan sólo es un año y nueve meses los que estarán al frente de la administración pública, pero ¿quién no quiere presumir dentro de su currículum que fue gobernador del estado de Puebla?