Ésta es tal vez la columna más difícil de escribir para mí, con esta entrega me despido de los lectores de Intolerancia Diario y de mis compañeros de redacción, a los cuales llevaré para siempre en el corazón.
No ha sido una decisión fácil, pero con estas últimas líneas se cierra un ciclo de 12 años en el proyecto periodístico que representa lo mejor en mi vida profesional. Fui fundador de Intolerancia Diario.
Quiero agradecer profundamente a mi amigo Enrique Núñez Quiroz, en primer lugar, por la amistad, la cual sabré honrar siempre. No hay palabras, Enrique, sólo puedo decir: gracias por todo lo que viví en el diario y por tu confianza.
En segundo lugar, mi admiración y mi respeto para ti, Núñez, excelente jefe y mejor ser humano, te deseo lo mejor en los años por venir y suerte en el camino que aún queda por delante. Eres un hombre en toda la extensión de la palabra.
Intolerancia fue durante estos 12 años mi segundo hogar, cada día, cuando me dirigía a laborar en el antiguo edificio de San Martín Texmelucan donde iniciamos, en calle Tehuacán, en donde también estuvimos, y en Tecamachalco 99 —todos estos domicilios en la colonia La Paz—, llegaba lleno de ánimo, energía y amor al trabajo, porque eso llegó a ser Intolerancia para mí, un amor.
Hoy las circunstancias me llevan a dirigir un nuevo proyecto radiofónico y de internet, el cual inicié hace dos meses, lo que me impide continuar en la que hasta hoy fue mi casa.
Una disculpa si omito algún nombre, no es con el afán de ofender o hacer menos a nadie, es simple y llanamente mala memoria.
Gracias a Intolerancia tuve el privilegio de trabajar con Mario Alberto Mejía, Cirilo Ramos, Paulo Yolatl, Alejandro Camacho, Jorge Castillo, Francisco Sánchez Nolasco, Pilar Bravo, José Antonio Machado, mi querido Jaime Torreblanca, Samuel Vera, Mario Martell, Erika Rivero, Mauricio García León, Víctor Arellano, Adolfo Flores Fragoso, Rafael Durán, Hugo Meza, Paola Aguirre, Liz Mondragón, Celina Peña y muchos, muchos más que llevo en el corazón.
Miles de recuerdos se quedan aquí, también los fantasmas que durante mucho tiempo me acompañaron y, por supuesto, historias de triunfos y fracasos.
Gracias también a todos los lectores, a los que les gustan las serpientes y a los que nos les gustan.
Las serpientes y escaleras nacieron en Intolerancia Diario en el año de 2004, bajo circunstancias del periódico muy difíciles por la salida de varios miembros del equipo.
Comenzó como un espacio de opinión libre, abierto a cada uno de los reporteros de la redacción, nadie escribía seguido y sólo yo me mantuve constante, por lo que al paso de los meses Núñez decidió que se convirtiera en mi columna, y así comenzó la historia.
Las serpientes siguen su camino, pero ahora en otro espacio periodístico; concluyó un ciclo y comienza otro no menos intenso.
Una disculpa a los lectores que hoy esperaban, como todos los días, informarse del acontecer político de la entidad en este espacio, pero era necesario informar los motivos de mi salida.
A todos, muchas gracias y que Dios los bendiga.
Hasta siempre…