Así, valiente y aguantando, inició Joselito Adame su faena justo en tablas.

Pitos al terminar las dos primeras faenas de la tarde del domingo, pitos que escucharon los matadores, pero en realidad fueron para los dos primeros toros de la ganadería de Villa Carmela, y ha salido “Tipazo”, en muy buen tipo de toro, por cierto, un negro entrepelado que pintaba pa’güeno y se ha estrellado en el burladero de aviso, despitorrandose y el gozo de ha ido al pozo; saliendo “Atrevido” de Montecristo, primer reserva, negro zaino, que ha ido bien al capote de Joselito Adame, tanto de recibo como en los quites del vistoso toreo del aguascalecense que lució con el “Quite de Oro” y sus remates. Con buen temple José ha sabido aprovechar las largas embestidas del burel para hilvanar una buena faena a base de mano derecha; por el lado izquierdo el toro no quiso saber nada, los derechazos sazonados con pases del desdén. Aunque, debo decirlo, por ahora, Me iudice no nos gustan dos cosas de este joven matador: que levanta mucho la mano contraria, haciendo el avión y los remates blancos de su vestido en la moda de popcorn, ambas cosas muy antiestéticas. Pero ha matado recibiendo: ejecutando la suerte de manera d-e-l-e-t-r-e-a-d-a, como joven maestro que es, dejando un estocadón que levanta a la plaza la gente vuelta loca para corte de dos peludas que el juez otorgó con justicia y el público aplaudió entusiasta. Este fue el tercero, y siguieron los villacarmelinos y salieron cuarto y quinto, este último más chico que justo de presencia. El respetable protestando con justa razón y los tv-cronistas defendiendo con mil argumentos la presencia del toro, mientras los boletopagantes mostraron su disgusto contra el de la Puebla del Río a quien no festejaron los pequeños detalles de José Antonio Morante, que salió nuevamente quedando a deber a quienes se sintieron defraudados, pues la genialidad nunca apareció y los duendes no quisieron llegar a ser cómplices de la poca casta de los cornúpetas y esos duendes tampoco quisieron estar junto al veterano “Pana”, quien ya se ve falto de flexibilidad y con toscos movimientos y dificultad para irse del toro cuando se encuentra en apuros. Faltando al protocolo, Rodolfo Rodríguez ni se despidió ni escuchó “Las Golondrinas” dejando de manifiesto que su anunciada despedida puede ser la penúltima.

El que ha salido por la puerta grande, la de El Encierro a hombros de entusiasta multitud, no aupado por algún costalero a sueldo ni a hombros de un familiar. Y los duendes no bajaron, ni llegaron a ayudarle, ¡ni falta le hace! Con él está la afición y así salió de la plaza. Acompañado Joselito Adame de seguidores que ya antes, sin corte de orejas del que cerró plaza por haber pinchado, le han gritado desde el tendido: ¡Torero, torero! Y es un torero que al ir a verlo no es necesario acudir esperando que le surja o le llegue la inspiración o desayune con ganas de sacar la genialidad o con el cereal le sirvan figuritas con forma de duendes. 8 orejas 8 suma José en esta temporada, ganándose a pulso un lugar que para él debe estar reservado en los carteles de aniversario de la plaza que ya es suya. Y con una fecha más en esta temporada no es difícil que llegue a diez o una docena de peludas en su espuerta.

Lo que sí ya le pertenece y difícilmente podrá alguien arrebatarle es el título de triunfador absoluto de la actual temporada, quedando claro que esto es resultado del gusto por el toreo fino de la afición conocedora de la capital y por supuesto por la entrega absoluta de quien desde chaval ha mostrado un ferviente y tesonudo deseo de hacerse, primero torero y luego llegar a lo que parece estar llamado a ser: “El Torero de México”.

 

Toreo muy vertical y de mucha verdad el de Adame.

 

Auténticamente “aupado” por la multitud salió por la puerta grande de La Mexico.