Fue hace tres años —10 de febrero de 2011—. Ana Teresa Aranda cumplía con uno de sus sueños: ser licenciada en Ciencias Políticas.
En las instalaciones de la Universidad del Desarrollo (Unides), Aranda presentó su examen profesional defendiendo la tesis La reforma del Estado y la propuesta de reforma política de Felipe Calderón Hinojosa.
Un jurado integrado por Mauricio Mateo Chino, el exconsejero electoral Alexis Cao Romero y Zoila Reina Salazar Solís evaluó a Aranda, quien cumplió con los protocolos establecidos por la Unides. Además, le otorgaron mención honorífica.
Con título en mano, la aguerrida panista advirtió que el panismo poblano corre el riesgo de desdibujarse si no entiende el momento histórico que vive.
Tres años después de la premonición de Ana Teresa, el PAN se encuentra desdibujado y los panistas de abolengo son opción dentro de su propio partido, sin estructura, y las herramientas para retomar lo que alguna vez les perteneció.
En esa ocasión, el reportero Mario Martell le cuestionó: “Para los panistas que lucharon contra el régimen priista, para sacarlo del poder, ¿no es una desilusión saber que en esa lucha para sacar al PRI de Puebla iba a llegar otro?
Anatere respondió: “Otro PRI. Te comentaba hace un rato, para que no haya desilusionados no tiene que haber ilusos; hay una propuesta como la que hubo en 2010. Lo que se propuso daba como resultados lo que tenemos.
”Nadie se tiene que llamar sorprendido. Naturalmente, hay algunos panistas que nos hubieran gustado que ganara una opción muy definida, con una distancia ideológica. Pero sería muy mezquino no desearles que les vaya bien. Hay que enfrentar la responsabilidad del poder.
”Hoy esta opción está gobernando. Y yo deseo que les vaya muy bien. Porque siempre desde, los tiempos de Adán, unos calientan el pan y otros se comen el pan”.
Y eso fue precisamente lo que les ocurrió a los panistas doctrinarios, calentaron tanto el PAN que no lograron llegar al poder ni tener el poder.
Y otros se comieron el PAN y se apoderaron de todo, hasta de su partido.
Tres años después, lo que queda del grupo de Ana Teresa Aranda y Francisco Fraile pretende recuperar el poder perdido.
La reacción parece tardía. 
Porque se olvidaron de construir un partido, se olvidaron de las estructuras y hoy no tienen obreros para luchar contra el grupo que les arrebató su partido.