Creo que esta columna en vez de “Puyazos” debe titularse “Pinchazos”, pues han sido al menos seis orejas las que se han perdido por pinchar los toreros. Pero vamos toro por toro.
Eulalio López “Zotoluco” ha mostrado su maestría ante un toro de Bernaldo de Quirós al que le han pasado los kilos y doblado las manos, después de un salto, de salida al callejón. Y comportamiento incierto del burel que no ha servido para más.

Ale Talavante ha lucido un terno en azul turquesa y bordados en oro, en una evocación de aquellos que el genio de Pablo Picasso diseñará para Luis Miguel Dominguín, siendo éste menos recamado. Con el capote mostró lucimiento, sobre todo en el quite de chicuelinas de manos muy bajas y bien ligadas. Y con la muleta ha vuelto al toreo por abajo con ambas manos, desafiando la ley de la física de que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo sitio en el mismo tiempo, sacando muletazos muy, muy pegado a tablas; luego, en las entrevistas, dijo que lo ha toreado muy apretao’. Mata de una de poco más de tres cuartos y acierta al primer descabello, para una oreja que el matador festeja en el callejón junto con su apoderado, cuya presencia “se siente mucho”, con peso de figura: Curro Vázquez.

Juan Pablo Sánchez, vestido de canela y oro, con remates y cabos negros ha sacado de su espuerta el bagaje de temple que ahí depositaron su padre Ricardo y su tío Luis Fernando. El temple y las zapatillas bien plantadas en la arena y con un dominio del sitio justo para citar, templar, mandar y ligar. Lo mata al cuarto viaje, después de tres pinchazos y todo queda ahí.

Y si mucho se ha escrito en estos días sobre la espera de que lleguen los genios a la gran plaza; el domingo llegó un “genio”, el genio del cuarto, “Soliviantado” que ha puesto en apuros al experimentado torero chintololo, que superando el susto de un resbalón nuevamente toreó con solvencia suprema, nuevo pinchazo y se pierde una peluda de mucho mérito.

Mucho me preguntaron, trans y pos corrida, si el toro lidiado en sexto lugar premiado con el “arrastre lento” tuvo nobleza, bravura o codicia. Prefiero ser romántico y me quedo con lo dicho por el matador Jesús Solorzano, quien al respecto dijo: “Los toros a veces dicen: toréame así, llévame así”, y Juan Pablo Sánchez lo ha escuchado, lo ha entendido y lo ha toreado así, con un temple y una sapiencia que ha puesto a la plaza de píe. Lamentablemente, también lo ha pinchado, llevando el gozo al pozo. Pero el triunfo del chamaco aguascalecense se ha manifestado con una vuelta al ruedo de mucha fuerza, siendo invitado por la concurrencia a salir primero al tercio y luego a dar una vuelta muy cariñosa devolviendo sombreros, bufandas, chamarras y cuanto de vestir el público le arrojó a su paso, ante la mirada satisfecha de su apoderado, dueño también de mucho temple, el matador Mario del Olmo, y los elogiosos comentarios en los micrófonos del hijo del “Rey del temple”, el ya mencionado Chucho Solorzano.

El badajocense después del inútil quinto ha optado por el de regalo, teniendo luego que pedir disculpas, vía Twitter, por haber prolongado de manera inútil la duración del festejo, pues el salido en séptimo lugar el reserva sanisidreño no se ha prestado al buen toreo, dejando Talavante muestra de su deseo de agradar a ese público de La México que ya lo tiene entre sus preferidos. Así, con una sola oreja y un Juan Pablo, quien bien pudo llevarse tres, y Eulalio López, que pudo haber cortado otras dos, se dio un festejo en el que los aceros dieron al traste con la ilusión de los toreros de salir aupados y del público de festejar los triunfos que no llegaron.