Hace dos años el PRI realizó un último intento por mantener la unidad partidista.
En la Convención Estatal de Delegados, realizada el 18 de febrero de 2012, los diferentes grupos “cerraron filas” para apoyar a sus candidatos al senado de la República: Blanca Alcalá Ruiz, expresidenta municipal de Puebla, y Juan Carlos Lastiri Quirós.
En la elección de la fórmula al Senado estaban todos los liderazgos priistas, así como los exgobernadores Melquíades Morales Flores y Guillermo Jiménez Morales.
Ahí también estaba el aspirante rebelde al Senado Javier López Zavala, quien pese a su rostro que reflejaba molestia, estuvo ahí para tomarse la foto.
El salón Country de San Manuel recibió a unos 3 mil delegados priistas a la convención estatal, siendo esta vez la Confederación de Trabajadores de México —que encabeza Leobardo Soto—, así como la movilización de Víctor Manuel Giorgana, los que lograron que el recinto estuviera por lo menos a 60 por ciento de su capacidad.
En ese entonces, el presidente del PRI, Fernando Morales Martínez, afirmó que “el partido no tiene dueños, es un partido que pertenece a la militancia, pertenece al pueblo; en el PRI se acabaron los ‘ismos’”.
En el Revolucionario Institucional —dijo— prevalece la unidad, la democracia interna, la equidad y los equilibrios, donde se mantiene la identidad y el orgullo de ser priista.
Blanca Alcalá Ruiz lanzó un mensaje a sus detractores: “Aquí estoy para dar la cara, basta de juicios anticipados y linchamientos mediáticos”.
Juan Carlos Lastiri resaltó que el PRI estaba de pie y debía aportar al futuro de las familias poblanas. “Si algunos de sus compañeros se van a otros partidos políticos no hay problema, ya que el Revolucionario Institucional tiene bases firmes”.
A la postre, los discursos de unidad quedaron en el aire.
Los priistas terminaron 2012 más divididos, desgastados y confrontados. Factor que aún persiste dos años después.
Por cuestiones de equidad de género, Juan Carlos Lastiri tuvo que ceder su nominación a Lucero Saldaña.
Blanca Alcalá y Lucero Saldaña se convirtieron en senadoras de la República. Javier López Zavala se tuvo que conformar con la diputación federal y Juan Carlos Lastiri se convirtió en subsecretario de Sedesol.
Pero la unidad partidista sigue sin consolidarse.
Y una vez más, el “golpeteo” interno se recrudece.