Usted debe recordarlo. La madrugada del 14 de febrero, un comando de las Fuerzas Federales ingresó, de manera furtiva, a una casa ubicada en la 16 de Septiembre 805 de la ciudad de Huejotzingo, donde se valieron de sus armas y de su cargo para amagar a toda una familia cuya cabeza principal se dedica al agiotismo.
Los federales, que no iban acompañados de ningún ordenamiento legal para ingresar, como vulgares ladrones se apoderaron de joyas, objetos de valor, dinero e incluso armas, todo cuantificado en más de un millón de pesos, y después se fueron a repartir “el botín” a su guarida, ubicada en el hotel Ambassador, que se ubica en bulevar Forjadores, a la altura de Plaza San Diego.
De esta incursión policíaca, los primeros en enterarse fueron elementos de la Policía Municipal de Huejotzingo, quienes llegaron después del atraco armado y encontraron a la familia maniatada, por lo que no sólo los ayudaron, sino que además los trasladaron a la Agencia del Ministerio Público de lo Común, donde los federales fueron denunciados dentro de la averiguación previa 295/2014/HUEJOTZINGO.
Recordará usted que, como consecuencia del “cantonazo”, personal de Asuntos Internos y de la Policía Federal “cayó” al hotel Ambassador, donde detuvieron al menos a 17 elementos de las Fuerzas Federales —así se llama esa corporación—, a quienes les encontraron todo lo robado en la casa del prestamista.
Pues ahora le comentó que, de esos 17 detenidos, sólo fueron presentados 10 y luego quedaban seis, y al final no quedó ninguno, todos fueron liberados, como si no hubiera pasado nada.
De hecho, ya se avistaba que los miembros de esta Fuerza Federal recibieran “ayuda” para no ser consignados.
Una llamada telefónica hecha por el encargado de Asuntos Internos a sus superiores indicaba que en la Delegación Puebla de la Procuraduría General de la República (PGR) se habían negado a recibir a los sospechosos de delitos como abuso de autoridad, allanamiento de morada, robo calificado y otros, por lo que incluso tuvieron que “recomendarles” que cumplieran con su deber.
Sin embargo, no prosperó ni la denuncia ni la justicia.
 
Madrinas, dedos, soplones…
Le comentó también que este tipo de “incursiones policíacas” no se habrían dado si los federales no tuvieran quién les diera santo y seña de quienes tienen dinero mal habido o con irregularidades, como el agiotismo, y a estos “bichos” se les identifica como “madrinas”, “dedos” o “soplones”, y son como un “cáncer”, porque todo dañan y traicionan a cambio de dinero, sin importar quién sea, incluso policías.
Entre estos personajes se encuentran “El Chava” o “El George”, además de Sergio “El Manitas”, quienes conocen pasajes y recovecos del “lado oscuro” de Puebla y sus alrededores; y quienes, a cambio de un porcentaje de lo asegurado, se dedican a informar, “con pelos y señales”, quiénes son los que podrían o tienen dinero mal habido y no para detenerlos, sino para robarles ese recurso.
Le comento, por ejemplo, que horas antes de que estos miembros de las Fuerzas Federales incursionaran en la casa del prestamista de Huejotzingo, se fueron al sur de la ciudad de Puebla, donde se metieron a una casa de una pareja identificada como “El Malayo” y la “Eva”, reconocidos “narcomenudistas” poblanos a quienes, tras amagarlos, despojaron de más de 100 mil pesos y luego se retiraron.
Lo mismo pasó en un domicilio de San Martín Texmelucan y en otros puntos donde “El Chava” y “El Manitas” saben dónde opera la delincuencia.
Estos dos personajes de la traición por dinero siguen circulando en los corredores policíacos, principalmente en donde se encuentran las corporaciones federales.
Nada más le comentó que “El Manitas”, en cada “operativo” similar al ocurrido en la casa del prestamista o de “Eva” la “narcomenudista”, se hizo pasar como agente del Ministerio Público de la Federación, además de que así se identifica cuando llega a negocios de “giros negros” y donde se perpetra el delito de trata, sólo para pasar por su “comisión”. 
De estos casos no faltó quien sugiriera que quienes integran las Fuerzas Federales no tienen la preparación ni la convicción de la Policía Federal, donde todos son profesionistas, sin embargo, estos dos personajes que le comentó también circulan por esos lares. 
Sino, entonces, ¿quiénes se encargan de “rentear” casas de citas, negocios de venta de piratería, droga y anexas?
Luego le digo. 
Nos vemos cuando nos veamos.