Más allá de la enajenación de los terrenos de la familia Maurer por causas de utilidad pública y del ruido mediático que provoca la aplicación de la nueva ley de expropiación, hay que hacer las siguientes puntualizaciones.
En descarga del gobierno morenovallista sobre la expropiación de 747 hectáreas de la exhacienda de San Antonio Tamariz, propiedad de la familia Maurer, está el hecho de que en el decreto expropiatorio, publicado en el periódico Sexenio —afín al grupo en el poder—, no se contempla ni el casco de la hacienda ni la planta pasteurizadora.
En ese sentido, el decreto expropiatorio no atenta contra la industria lechera que impulsa la familia Maurer.
En consecuencia, hay que esperar a que el morenovallismo presente el proyecto y justifique la utilidad pública de la expropiación.
Mientras, son puras especulaciones, ya que no se conoce a ciencia cierta el proyecto que se realizará en la zona.
De entrada, se sabe que en forma conjunta, con el efecto que causará la instalación de la firma alemana, Audi y el proyecto morenovallista detonarán el desarrollo regional de esa zona del estado.
Si ése es el objetivo final, la expropiación se justificaría plenamente; pero si no, simplemente se tratará de una arbitrariedad más del gobierno estatal.
Mientras eso no suceda, podremos conceder al morenovallismo el beneficio de la duda.
Sobre todo en los alcances del proyecto regional que pretende detonar en la zona.
Tal vez las formas no son las más adecuadas.
¿Por qué no se presentó primero el proyecto a desarrollar en la zona y luego expropiar? Tal vez se hubiera evitado tanta especulación y ruido mediático.
No cabe duda que las prisas del gobierno actual provocan errores de apreciación y desgastes que se pueden evitar, si planifican sus acciones.
¿Por qué no se presentó primero el proyecto?
¿Cuál fue la prisa en expropiar?
¿Por qué no se justificó la utilidad pública?
El tiempo dará la respuesta.
En tanto, todo lo que se diga en torno a la expropiación de la 747 hectáreas de la exhacienda de San Antonio Tamariz son especulaciones y no se puede realizar un juicio preciso.
Veremos y diremos.