Hace tres años, un miércoles 11 de mayo de 2011, al cumplirse los primeros cien días del gobierno morenovallista, el gobernador Moreno Valle compartió los reflectores con el entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero Arroyo.
En esa ocasión todo era camaradería entre ambos personajes. 
Los apapachos y las alabanzas mutuas fueron la constante.
Moreno Valle permitió al otrora secretario del presidente Calderón utilizar el magno evento para lucirse políticamente ante la nueva clase política poblana y enviar un mensaje de un trabajo coordinado con la Federación.
Ese 11 de mayo de 2011, en el Auditorio Siglo XXI alertó a la clase política poblana sobre el regreso del pasado: “Si damos marcha atrás y regresamos al pasado, vamos a regresar al clientelismo, al rezago a la pobreza y la marginación que han abatido a México por muchas décadas”.
Incluso, realizó una despreocupada apología del Gobierno Federal en un ambiente contagiado de futurismo político, adjudicándose de manera acrítica logros y omitiendo cualquier autocrítica. En su ensalzamiento del Gobierno Federal, Cordero afirmó que gracias a la actual administración mejoraron las condiciones de vida de miles de familias mexicanas.
“México está cambiando, les guste o no les guste a varios, y está avanzando. Está avanzando en la dirección correcta y eso es algo que no se puede dejar de ver”.
Asimismo, el secretario de Hacienda se hizo el “encariñado” con Puebla, pues aseguró que el estado contaba con el respaldo del Gobierno Federal para transformarlo en generador de empleos, poderoso y con justicia social. Cordero acuñó una fórmula propia del voluntarismo presupuestal: “Porque cariño que no se refleja en el presupuesto, no es cariño”.
Cordero aprovechó el acto del gobierno del estado, donde se hablarían de las tareas iniciadas en los primeros 100 días de gobierno de Rafael Moreno Valle, para rendir —eso sí—, en plena competencia con otros aspirantes presidenciales, su mini-informe de las acciones del Gobierno Federal en materia de combate al desempleo y creación de fuentes de trabajo.
El mensaje del funcionario federal, a quien Rafael Moreno Valle ha dispensado un trato especial, durante el desfile de aspirantes panistas a la candidatura blanquiazul presidencial en 2012 caló hondo entre la clase política y las reacciones no se hicieron esperar.
El morenovallismo, fiel a su estilo, soportó esa acometida por cobijar a Ernesto Cordero. Total, era su gallo para la candidatura panista a la Presidencia de la República.
El tiempo pasó. Cordero no fue candidato panista, a pesar de que en Puebla logró una victoria contundente. Claro, con el respaldo de toda la estructura estatal.
Tres años después Ernesto Cordero sentirá la fuerza que algún día lo encumbró, pero hoy no está en el ánimo del morenovallismo.
El resultado para el próximo domingo en Puebla no es difícil de adivinar.