Francamente, lector querido, no quisiera estar en el pellejo del millonario burócrata mayor, responsable del Seguro Social del país, ni de los políticos ni de los secretarios de Salud que mangonean el presupuesto del Seguro Social. Las mentadas de madre que han de recibir a diario no compensan la bonanza en que viven.

Así es, señor Presidente, sus subalternos están “moviendo a México” pero pal’ carajo. Quiero pensar que a usted no le han informado que están mandando a la tumba a cientos, quizá miles de maceguales que conformamos varios de los “pueblos mágicos”.

Usted se imagina lo que significa para el pobre campesino diabético o cardiópata o reumático o con cualquier otra enfermedad, el tener que trasladarse desde “el culo del mundo” en camiones y peseras para llegar al mentado Seguro Social y que al llegar a la ventanilla de entrega de medicamentos le repliquen: “¡No Hay Medicinas! Venga la próxima semana… A ver si en diez días”, etcétera…

El maltrecho macegual vuelve a quedarse sin comer otro día más para poder pagar de nuevo los ocho mil camiones y peseras que tendrá que volver a tomar para regresar al Seguro. Va con su receta a la ventanilla y lo reciben con la misma respuesta: “¡No hay medicina!”.

El abnegado hombre del campo —u obrero descalificado— ya lleva dos semanas o más sin medicamentos, lo más probable es que le sobrevenga un infarto, se quede ciego o le tendrán que cortar una pata por la falta de medicamentos. La historia se repite —en el caso de Cholula— por seis u ocho semanas. Tú te imaginas la situación por la que estamos pasando, lector querido. Los que no tenemos el privilegio de los políticos y burócratas de alto nivel de poder ir a Houston a que los masajeen con el dinero del pueblo.

Si esto es “mover a México”, o sea borrar del planeta a los jodidos, me cae que es una estrategia que envidiaría el mismísimo Hitler.